Páginas

jueves, 16 de noviembre de 2023


 





Ayer, cuatro de noviembre de 2023, nos llegó la noticia del fallecimiento de un periodista querido, al menos para mí, por la sencillez, naturalidad y sentido común que llenaban sus crónicas, sus artículos; lo seguía, y lo leía, en el periódico para el que escribió gran parte de su vida, y que suelo leer a diario.


Las noticias que llegaban decían que había fallecido a los 92 años, pero realmente ya eran 93; cumplía años el próximo mes. Hago esta aclaración porque 2 o 3 días antes le había leído. Había estado trabajando en lo que era su pasión, su vida, hasta el final.


Después del sentimiento de pérdida de una persona, al que te unía una relación especial después de leerlo durante años con atención, de inmediato me dije: “Es lo que quisiera para mí; morir trabajando, estudiando, creando…sería un privilegio, tanto como había tenido este querido periodista, José María Carrascal.


Es este un tema recurrente , el de morir consciente de ello, que suelo tratar con mis amigos, ya octogenarios todos y casi el resto. En concreto uno de ellos, en alguna de tantas ocasiones en que me llama por teléfono y me pregunta que qué estoy haciendo, y yo contestarle, me dice: “ pero tú nunca dejas de trabajar? “No es trabajo, le contesto, es pasión, es curiosidad, es necesidad de conocimiento es imaginar proyectos cuando aún no he acabado con el que estoy.”


En general, por no decir todos, estos amigos de tertulia de cafés semanales, no pasan de tener ocupaciones generales, rutinarias en una parte del día, el resto, como me dice uno de ellos, lo pasa “aburrio”.


Hace unos días, hablando no recuerdo con quien de estos temas, le decía que pensaba que quizás esa “causa” de no hacer, de dejadez, incluso de cierto abandono intelectual, estuviera motivado por la pérdida de la curiosidad y la capacidad de asombro. Sobre ello tengo una anécdota de hace años, de cuando aún estaba en ejercicio laboral. Solíamos llegar, por aquello del aparcamiento, un poco antes de empezar la jornada de trabajo, tiempo que aprovechábamos para dar un pequeño paseo alrededor del edificio que precisamente es circular, un gran cilindro asentado en un cuadrado, que recoge en cada una de sus esquinas, características de distintos cultivos de Andalucia. En una de ellas había, entre otras plantas,  margaritas, pero en todas sus variedades; me paré a observarlas. En ese momento, mi compañero, que se había adelantado me preguntó que hacía y le dije que viendo las variedades de margaritas que habían. “En eso te paras?” En vez de contestarle le pregunte: Tu has estado antes aquí? Aquí donde? En la Tierra, en este planeta. Me miro “raro”. Es que yo es la primera vez que estoy por aquí y estas plantas no las conocía y me ha llamado la atención. Y es que da la impresión de que ya lo conocemos todo.


Hay momentos que me indigna que algún amigo me conteste que “aburrido” cuando le pregunto como estas. Siento que han perdido la curiosidad y la capacidad de asombro.


No hace mucho, vía WhatsApp , que tan de actualidad está, le decía a un familiar: “Quizás por todos los años que ido acumulando, que ya son muchos, y como resultado de ellos, he llegado a la idea de que una de las razones del porqué estamos aquí, esa pregunta tan recurrente, quizás sea el conocimiento,: el conocimiento que nos lleva a la sabiduría; si, ser un poco sabios. 


Una cosa es vivir y otra muy distinta “vegetar”.


Oí decir alguna vez que no nos deberíamos jubilar nunca, que deberíamos cambiar de ocupación, de trabajo, pero no cesar. Y estoy totalmente de acuerdo. Quizás exista el problema de que no todo el mundo se prepara para el día después y lo coge sin saber mucho que hacer.


El ejemplo de José María Carrascal, de enviar a su periódico de siempre su artículo diario, tres días antes de su fallecimiento, ya en los 93 años, es algo, repito, que desearía para mí; es morir con las botas puestas. Dejar dibujos a medio hacer, escritos en borrador, trabajos digitales empezados, lecturas a medias, fotografías a medio tratar, …serian señales de haber vivido hasta el último momento.


Que así sea.




jueves, 29 de diciembre de 2022







Cuando no hay que decir...




Bueno, en verdad es que no se me ocurre nada y ya me ha ocurrido en otras ocasiones; “en dique seco” me digo cuando me encuentro así y no solo de escribir algo, es que me pongo ante el tablero y ocurre igual, como si tuvieras la mente en blanco. Y lo curioso es que no solo me ocurre a mi, a mi amigo Guille le ocurre algo parecido, y a algún otro, pero este ultimo me dice que está “tumbado”, yo le contesto que tumbao viene de tumba. No le hace mucha gracia. ¿Que estás haciendo?, le pregunto, “Nada. Nada de nada, ni ganas”. No se, a lo mejor es que dejamos la mente en “barbecho”, recuperando fuerzas, ideas u ocurrencias. Y más o menos, me ocurre por Navidad y comienzo de año. A mi no es que me gusten mucho estas fiestas. la alegría que veo en momentos me parecen forzadas, y esos deseos de paz y felicidad...pues me los podrían dar en otros momentos…que, a lo mejor vienen mejor, y no suelen darse. Sin embargo en el pasado año me llegaron  en Mensajes, si en mensajes digitales, ya sabes, hoy casi todo es digital. ! quien lo diría verdad?¡ ;   han venido a sustituir a la tarjeta navideña, tan entrañable. ...uno de ellas, bueno uno de esos mensajes, de una amiga, me deseaba que, además que se me resolviesen algunos de los problemas en los que  anda metido uno, la Navidad Supongo,  me traiga la alegría y la despreocupación. Claro que lo de la alegría lo entendí  pero la despreocupación...no tanto. Y me he acordado de ella, de mi amiga, una mañana cuando, haya ya un tiempo, fui a coger naranjas. Son terrenos de unos amigos, que cuando paso unos días sin decir nada ya me están recordando ¡que se están cayendo las naranjas¡!. También tienen limoneros, pomelos y un árbol de nísperos cargado de flores. Y me he acordado de ella porque con frecuencia me habla de su patio, de sus árboles y de sus frutos; !que envidia me das!  le digo y muy sinceramente. 


En un día de sol es una gozada ir a coger naranjas. Me llama la atención el silencio, ahora que estamos tan rodeados de ruido, y me encanta, cuando ya se ha completado la carga, coger una del árbol y sentarme al sol de invierno a comérmela tranquila y serenamente. En algún momento pensé aceptar la invitación de estos amigos de ir a pintar allí; sobretodo mi amiga me insistía en ello  y me lo recordaba con frecuencia, y también me insistió en que pintase en cerámica; allí tienen la fabrica de ceramica que después venden con mucho éxito. Lo interesante de pintar en este medio es que lo que sale del horno, no tiene nada que ver con el color que pintaste. En verdad era un sitio apto para poder hacer cualquier actividad artística de este tipo, digo era porque ya no es posible. Mi amiga cedió todo aquello a uno de sus nietos y aquello ya no fue lo mismo. Los árboles frutales se abandonaron. Los días que fui, me dejaba las llaves de todo aquello, con sol de invierno, con el silencio del aislamiento y la compañía de todos aquellos árboles, de los que podías coger su fruto en cualquier momento, me hicieron disponer de unos ratos inolvidables. Aun así no fui nunca a pintar. Si fotografié y si disfruté de todo su entorno. Ya no volverá.


Bueno, y decía al principio, que era uno de esos días en que no se me ocurría nada, y no se porque, fíjate, porque en verdad tengo muchos motivos para escribir cosas y sucedidos en este rinconcillo íntimo que me he fabricado. A lo mejor es desgana, la humedad, el estar algunos días sin sol… Se lo decía a un amigo, también jubílata como yo... “”es que cuando estas activo, haga el tiempo que haga tienes que salir””, y es que no estamos acostumbrados. 


A mi los nublados me afectan, lo reconozco. Al principio me preocupaba, hay mala fama con esto de los nublados, pero cuando un amigo, querido amigo que se fue, médico, me confesó que a él también le ocurría pues que quieres que te diga, descanse. La verdad es que el sol trae alegría a la vida. Hablando de la vida, escuchaba en la radio, mientras iba a coger las naranjas, unas reflexiones sobre las contradicciones del socialismo actual que a mí, entonces, me parecieron aceptables. Más o menos decían que como es posible que esa ideología que se había destacado por la defensa de las libertades y la defensa de la vida, defendiera el aborto y la eutanasia. Me dio que pensar, no mucho la verdad, no doy para más, dos cosas solo; una que ambos casos no pueden defenderse al mismo tiempo, uno por extrema posibilidad de defenderse así mismo y otro por precisamente lo contrario por mayor edad, por carencias para poder defenderse asimismo. Bueno y...porque ninguno de los dos dan votos.¡!! Más tarde leí en el periódico, que casualidad, como hace tiempo una diputada socialista había dejado la política y a su partido, porque no entendía que la defensa de la vida se la hubieran dejado a la derecha. Alabo su honestidad, no su radicalidad partidista. Por cierto, hablando de valores, leí en un periódico que guardo, que conservo, como un articulista internacional, se hacía una serie de preguntas que transcribo:


.- Persistirán los valores europeos, si damos espalda al cristianismo, base de su origen y fundamento? 


.- Puede la sola razón crear una sociedad más justa y libre sin aquellos valores?


.- Es posible desarrollar una nueva cultura sobre los frágiles cimientos del relativismo?


.- Es viable una sociedad que da la espalda a la institución familiar?


Tiene enjundia.


  En una entrevista le oí decir a un musulman: “El problema no es que el islam avance, sino que el cristianismo retrocede.” En aquel entonces me parecía que decía algo de verdad. Y es que según el Anuario del Vaticano, el porcentaje de creyentes católicos en Europa  estaba en el año 2019, en el 21,8%. Y ya puestos en los medios, he oído esta mañana lo que ha dicho una dirigente socialista sobre la reunión que, sobre la familia se ha celebrado en Madrid: “Son misóginos.” Que habrá querido decir. No la entiendo. Quizás como estoy acostumbrado a razonamientos más largos, pues a este tan escueto y económico no llego. Pero me hubiera gustado saberlo. Por simple curiosidad.


  De vez en cuando me gusta ojear libros que ya he manoseado en su tiempo, su tacto, su olor, su textura me satisface; tengo un amigo que le ocurre igual. Uno de ellos sobre fotografía; fotografías de la sociedad; Campos, pueblos, costumbres, puertas, atardeceres...patios. Y me acorde de nuevo de mi amiga cuando volví a leer lo que sobre ellos, los patios, escribió alguien en su día.


.- “” El patio es siempre muy particular; con él la casa mira hacia adentro. Tiene en medio su pequeña plaza privada, propiedad particular (muy particular). Ya apenas hay plazas. En las que se llaman así solo se cruzan los coches sin apenas saludarse. No se cuando, en la EdadMedia, al ágora de los griegos y al foro de los romanos alguien le puso un tejado enorme, - dicen que un Arzobispo,- y lo llamo Catedral. Ahora es “ecclesia”, lo cual quiere decir que se debe estar en silencio. El Cabildo, más tarde, arrojó de buenas maneras, a los mercaderes del templo y les construyó una logia, la lonja. Desde entonces, cuentan, hacer la plaza, no era filosofar con los amigos, sino comprar al mercader del mercado. Y la Filosofía, barata o cara, ya no se convocó en la plaza pública, abierta y mundanal sino en un recinto cerrado y sano llamado Claustro Silencio en la Catedral. El ágora destartalada, por demasiado abierta, produce agorafobia, el Claustro por cerrado, claustrofobia, por demasiado cerrado. En el patio, hermafrodita, hecho justo a la medida de los hombres, se mitifica a Dios y al Cesar, por costumbre milenaria.””


Y a veces es un gran alivio cuando en esos momentos de sequía, no ya de cualquier actividad artística sino el hecho mismo de dialogar abiertamente sin telarañas mentales ni nublados en las neuronas, te encuentras inesperadamente con un interlocutor válido que hace que surjan todos los temas y las ideas que parecían dormidos. Me ocurrió en mi revisión de la vista. La tertulia “de dos” duro más que la propia revisión ocular. Hablamos de todo y con gran serenidad. Es de agradecer que puedas hablar sin frenos ni reserva alguna de lo divino y de lo humano con un interlocutor muy válido. No siempre se tiene la oportunidad de hablar de temas distintos a los habituales, ni de que con el que hablas ponga cierta cara cuando tú lo intentas. Y la vista, al parecer, y a pesar de la edad, se mantiene muy bien. Aprendí que la vista “no se cansa” por mucho dibujo que haga o por mucho ordenador que utilice. Salí muy estimulado de mi revisión, y…a pesar de los comienzos de este escrito, pues me ha cundido. No hay mas que ponerse, me decían cuando chico.






martes, 15 de junio de 2021

              
  Comprender la no creencia.
    


   

 Lei, no hace mucho, como alguien, no recuerdo su nombre, se hacia la siguiente pregunta:
“”¿Como es mas facil llegar al conocimiento del mundo, a través de Dios o a través de la Ciencia?. 
Para mi no era nueva ni creo que para mucha gente mas. Poner en manos de Dios la Ley  Gravitacional,   el concepto del “espacio-tiempo”, el origen de la vida, la solución de una pandemia o que el bicho de esa pandemia no nos coja, no deja de ser motivo, al menos, de una benévola sonrisa . Poner en manos de ese Dios, la solución de una pandemia, como me decía un buen amigo, no me impidió decirle que por eso mismo porque ese Dios no la había evitado. Se que ante el creyente, el ir acotando con razonamientos sus afirmaciones y creencias, es cosa de perder el tiempo; siempre hay una razón por la que Dios hizo o dejo de hacer algo. Tengo la anécdota personal de que ante mi postura en esos términos, se me dijo como único razonamiento de que yo no tenia fe. Y claro, la contestación lo puso mas difícil: ¿Como un Dios Padre Todopoderoso derrama sus dones caprichosamente sobre sus hijos, dandole a unos unos dones y negándoselo a otros?. No tiene sentido. Son respuestas humanas ante algo que trasciende precisamente esa humanidad.
   La Iglesia, los hombres a través de la Iglesia, a lo largo de los siglos han metido bien la pata en esto de la Ciencia, asignando a Dios, porque si, lo que es de la naturaleza. Hasta un jesuita francés, antropólogo de alto reconocimiento, fue materialmente expulsado de su seno. Fue Juan Pablo II, quien lo rehabilitó. Hablo de Teillard de Charden. Participaba de la evolución y la Iglesia en aquella época, los hombres de la Iglesia, que siempre han hablado en nombre de Dios, eran creacionistas.
   Actualmente, es mas difícil que la Iglesia, los hombres de la Iglesia, metan la pata en esas cuestiones.
Acabo de leer un interesantísimo libro que trata del Vaticano “desde dentro y desde fuera”, como dice un subtitulo y cuyo titulo es Descifrando el Vaticano. Un libro que permite “ver” y entender el funcionamiento de la estructura del vaticano, sus principales desafíos teniendo como referencia la historia del cristianismo.” Es interesante conocer el organismo mas complejo del mundo reducido a un no extenso libro. Pues entre los multiples organismos, Pontificias Academias, esta la Pontificia Academia de las Ciencias, que cuenta siempre entre sus miembros a varios premios Nobel y que hacen un total de setenta y dos desde la entrega e ese galardón. Pienso que ya es poco probable que se asigne a Dios lo que es de la Ciencia, es decir que vuelvan a meter la pata.
A raiz de todo esto, mas o menos, en el año 2019, el Vaticano y la Universidad de Kent en el Reino Unido, organizan conjuntamente en Roma, la primera conferencia mundial sobre “Comprender la no creencia”.
         Se hicieron entrevistas en profundidad a un total de 6.600 personas de los países en donde se realizo el estudio:
      .-  Estados Unidos, Brasil, Reino Unido, Dinamarca, China y Japon.
         Brasil, es el pais con mayor numero de católicos del mundo. (Seguido por Mexico, Filipinas y Estados Unidos. Después Italia, Francia, Colombia, Polonia, España… y la Republica 
Democrática del Congo.
      Estados Unidos es un pais rico, con una religiosidad fuerte, aunque con crecimiento del numero de los “no creyentes”.
          Reino Unido, pais de la vieja Europa, es de tradición protestante.
          Dinamarca. También de tradición protestante.
        Japon. Un pais rico y consumista, de tradición sintoísta, donde hace medio siglo el Emperador era considerado un Dios.
        China, dictadura comunista que persigue la religión desde hace décadas, con obispos encarcelados y desaparecidos.
     Bien, pues como resultado de las entrevistas en dichos países el estudio presentó 8 conclusiones:
          1.-  Hay muchas formas de ser ateo o agnóstico, muy distintas según los países y las circunstancias.
          2.-  En los seis países, la mayoría de los que no creen en Dios se identifican como «sin religión». 
          3.- Entre estas personas «sin religión», son minoría las que aceptarían la etiqueta de «ateo» o «agnóstico». Muchos prefieren otras etiquetas como «humanistas», «pensadores libres», «escépticos» o «seculares».     
          4.-  Los ateos de Brasil y de China son los menos convencidos de que su afirmación de que Dios no existe, sea cierta.
           5.- No creer en Dios no significa necesariamente no creer en otros fenómenos sobrenaturales, aunque estadísticamente es verdad que los ateos tienden a ser más escépticos en relación con estos que la media de la población.
           6.- Entre los ateos, el porcentaje de los que dicen que el universo «en última instancia carece de sentido» es mayor que el del resto de la población, pero aun así están muy por debajo 
del 50%
          7.- En temas de «valores morales objetivos, dignidad humana y derechos relacionados, además del valor profundo de la naturaleza», las posiciones de los ateos serían similares a las del resto de la población, dice el informe.
           8.- Cuando se pregunta cuáles son los valores más importantes de la vida, tanto los creyentes como los no creyentes suelen responder «familia» y «libertad» y, en grado algo menor, «compasión», «verdad», «naturaleza» y «ciencia». Así mismo, el estudio demuestra que la etiqueta exacta con la que se define un “no creyente” no siempre describe bien sus convicciones.
                  
           Por ejemplo, entre los brasileños que declaran «no sé si Dios existe»: un 27% se autoconsidera agnóstico, un 8% se autodeclara ateo, un 16% se declara «no religioso», un 13% prefiere declararse «espiritual pero no religioso», un 9% se declara «racionalista» y un 8% se declara «escéptico».
        Entre los chinos que declaran «no sé si Dios existe»: un 20% se declara ateo, un 18% se declara «racionalista«. Si revisamos el caso de los chinos que afirman, con firmeza, «Dios no existe», encontramos: un 22% se declara racionalista, un 21% se declara ateo y un 19% se declara «librepensador».
         Hay también preguntas sobre si la ciencia es «el mejor modelo para alcanzar el conocimiento»…  sin especificar la diferencia entre el conocimiento científico y otros conocimientos.
    En definitiva, una reunión muy constructiva de la que se han extraído conclusiones o “advertencias” muy interesantes como, por ejemplo, que la mayoría de los “no creyentes” cree, en cambio, en uno o varios fenómenos sobrenaturales, como la existencia de algún tipo de vida después de la muerte, la influencia de los astros, etc… o que la figura del “ateo convencido y dogmático” prácticamente no existe. Los no creyentes son muy distintos entre ellos y comparten valores mayoritarios positivos, como la dignidad humana, el respeto a la naturaleza, un alto concepto de la familia y de la libertad y el deseo de dar un significado a la vida.
        La mayoría de esos datos están tomados precisamente del citado informe sobre “Comprender la no creencia”.
         Mi parecer es que el ser humano, los seres humanos, están fuertemente unidos a “cualquier tipo de creencia”, resultado de un cerebro que ha evolucionado a través de los siglos sobre el apoyo de una “fe”, en Dioses y Mitos, así en general. Creo que forma parte de nuestra estructura y que no es fácil, por ahora, que esa “atadura”, en el sentido de dependencia natural,  desaparezca.
       En cuanto a la pregunta inicial, si creo en el extraordinario desarrollo de la Ciencia que ha permitido y sigue permitiendo “podar”, algunos mitos que han estado unido al ser humano a través de su evolución. Somos una pobre especie muy limitada, incapaz de comprender, por ejemplo, nuestro Universo; en definitiva origen, y final supongo, de todo.
          Por otro lado esta la evidencia, lo certifica el Anuario Vaticano, de la pérdida de católicos en Occidente, en Europa, concretamente.



martes, 3 de noviembre de 2020












Una sociedad sin Dios?



Parto de la particular opinion de que mientras las religiones y las ideologías existan no viviremos en paz. Aun hoy, siglo XXI, se sigue matando en el mundo en nombre de Dios, que paradójicamente, es un Dios del amor. Y sigo pensando que, al no existir una comunicación directa de ningún Dios sobre su existencia, no deja de ser motivo de manipulación humana, depositar, asignar, atribuir tanto a El como a Ella todo aquello que quizás el hombre desearía para si, pero también sus características: un Dios muy al “corte humano”. Su debilidad, su impotencia, su desamparo, su desconcierto le ha hecho nacer, crecer en el hombre como asidero al que agarrarse para la solución de sus incertidumbres y desesperanzas.


En los últimos datos del Anuario Vaticano, el Catolicismo en Europa representa, al momento en que lo leí, el 21,8% de su población; dato que aun así creo que esta inflado y que probablemente un porcentaje muy alto de ese valor corresponda a personas de edad avanzada. Pero no ocurre lo mismo, por ejemplo, en Sudamerica, donde el porcentaje sube desproporcionadamente, como así en otras partes del mundo donde el desarrollo económico, la educación, las tecnologías, la ciencia, el conocimiento general aun no han llegado a los limites de Europa. Pienso que parece haber una correlación entre el desarrollo de los pueblos y las creencias.


Los Dioses, en general, se han manifestado a través de unos escogidos, que no se sabe porque ellos, a los que ha ido indicando
qué quiere y espera de nosotros. La neurociencia actual ya tiene muy claro lo que representan las alucinaciones en el cerebro humano; yo puedo ver un árbol frondoso, extraordinario…que no ve nadie, porque solo existe en mi imaginación.


Es un hecho como las religiones, sus exigencias, han ido evolucionando casi a la par que lo ha ido haciendo el ser humano; lo que en la actualidad vienen haciendo algunos seguidores de Ala, lo hicieron los seguidores de Jesus hace algunos siglos. Se destruia lo que ellos entendían como Idolos, se quemaron bibliotecas…se hizo desaparecer la famosa, en su época, Academia, cuna de filósofos…en nombre del Dios cristiano. Y si seguimos avanzando en la historia llegamos a las Cruzadas que, en su camino a Jerusalén, arrasaban aldeas sin respetar mujeres, niños…gente pacifica que de pronto todo un ejercito desconocido en nombre de su Dios, pasaban sobre ellos sin piedad alguna. Y que decir de la Inquisición, de la Santa Inquisición. Y todo en nombre de un supuesto Dios, interpretado por los hombres y al que le han inflado de sus miserias y sus miedos.


Leia no hace mucho un articulo que su autor titula “Una sociedad pagana”. Defiende que a pesar de “”ilustrados, marxistas, evolucionistas, y cientificistas, la religión sigue ahí y Dios sigue estando ahí”” y entiende que ello es así, porque el ser humano es “”por su propia naturaleza un ser homo religiosus””. No lo sé. Si sé que hay un hecho muy evidente que, a sociedades mas avanzadas, con mas conocimiento científico desarrollado y divulgado, la idea de Dios se va diluyendo.


A la sociedad desarrollada actual ya no le supone ningún consuelo el que le digan que en la “otra vida” todo será mejor, porque lo que quiere y tiene es consuelo en esta. Los Dioses creados por el “homo religiosus”, no tangibles, no comunicativos, a los que hay que obedecer sus reglas y leyes para tener derecho a esa mejor vida, han sido sustituidos por otros, a los que ven, tocan, le aportan en directo cierto grado de felicidad… A mi entender, quizás sea este el periodo en que mas se ha desarrollado el politeísmo…y el hombre actual ha acabado por creer completa y fielmente en ellos. El milagro lo tiene a diario, en cada momento: las TV, los smarphons, el internet, los ordenadores los iPad…cuerpo e imagen; dioses menores en el que vuelcan sus creencias.


En una sociedad politeísta como la actual, con un paganismo y materialismo, a la vez, muy acentuado, las religiones “clásicas” no ofrecen ya al hombre de hoy, para “su”hoy y para “su” presente, nada mejor que lo que encuentra en la sociedad en la que vive, y lo trascendente, la trascendencia, la vida en otra vida ha dejado de tener valor, ha dejado de estar presente en sus mentes. Y las reglas morales han sido sustituidas por reglas de los nuevos dioses, de aquí y ahora, del disfrute, del vivir aquí porque es lo que ven y lo que sienten… 


He tenido de todo esto una prueba al leer casi por casualidad, lo que describe una chica universitaria de su día a día. Habla con una amiga de un chico, le pregunta por él, y su amiga le contesta: “”Si no lo conozco, solo me he acostado con él una vez””


Las religiones, las evolucionadas como la nuestra o mejor, las religiones en una sociedad evolucionada, tienen poco que ofrecer al hombre de hoy, donde el mas pequeño milagro lo tiene al alcance de cualquier teclado, mensaje o pantalla.


En algún momento planteé en uno de los días de tertulia, si por la ética se podía hacer, obtener lo mismo que por los valores cristianos, por amor a Dios. En aquel entonces pensaba que si, pero hoy cuando compruebo que los valores cristianos van desapareciendo pero la ética no los sustituye, no aparece por ninguna parte, ¿que nos queda entonces?. Si unimos a todo ello la falta de referentes, guías, modelos…que nos hable, que nos señale, que nos levante el sentido de culpa…no se. 


Igual la tantas veces repetida Inteligencia Artificial venga en nuestra ayuda…en forma de robots humanoides, fabricados a nuestra imagen y semejanza, y nos eche una mano.


Volviendo al articulo al que he hecho referencia en algún momento, dice:


“”¿Merece la pena, -incluso desde posiciones agnosticas-, minusvalorar o abandonar un Cristianismo que ha estructurado nuestra cultura y nuestros valores: el sentido de la vida, la dignidad de la persona, la solidaridad y un Occidente que muchos repudian, sin saber que esta en juego?


Nota: El autor del articulo es MIGUEL PORTA PERALES.- Articulista y Escritor.






sábado, 16 de mayo de 2020

LA OTRA REALIDAD














Es casi una discusión recurrente la que tengo con amigos acerca de las consecuencias, en este caso personales, de esta situación que estamos viviendo; mas bien padeciendo. He ido comprobando como han cambiando en sus conversaciones, en sus “guasas”, como ha ido diluyendose la normalidad de su comportamiento convirtiéndose poco a poco en una enorme inseguridad y en un incipiente miedo. Sus tema se ha hecho monotematico; datos de muertes, datos de expansion de la infeccion, incertidumbre de que será su vida, nostalgia de sus hijos y nietos…

Algunos, me hacen llegar alguna que otra señal indicativa de que empieza a no estar muy bien. Otros, casi de pronto, reconocen estar cansado de esta situación de no saber. Otro que empieza a notarse que no esta normal… Es de reconocer que pueden ser reacciones normales, porque lo que se nos presenta da para eso y para mucho mas. Lo único que se me ocurre decirles es que procuren tener la cabeza ocupada y no entren en el juego de estar pendientes de las comunicaciones televisivas, de redes sociales o simplemente de lo que nos dicen los amigos,  de los partes de guerra diario oficiales, ni en ninguna otra noticia mas. Es necesario reconocer que no podemos hacer nada, como es necesario tener pleno conocimiento de lo que se trata, como es necesario tener conocimiento, eso si, de las reglas del juego, en seguridad e higiene, porque nos esperan aun muchos meses duros. Si no controlas tu cabeza, les digo, tu cabeza te controlara a ti. Es imprescindible la reflexion, y no solo en estos momentos, sino siempre. Vaalentin Fuster, gran cardiólogo y gran humanista, dice en un libro suyo que “al mundo le falta reflexión". Y estoy de acuerdo.

Es mas que evidente que el momento que estamos viviendo es mucho mas que especial, no esperado, ni imaginado y mas aun, ni preparado para ello; como también es mucho mas que evidente el bombardeo que recibimos, de datos, estadísticas, fallecidos, expansion de la cosa, dudas, desconocimiento casi a todo nivel de como es este enemigo…e incertidumbre, mucha incertidumbre. Parece que faltan mentes lucidas, serenas, con mucho sentido común, realistas, pero que nos hagan llegar de que siempre, siempre hay que apoyarse en la esperanza.

Y también es lo es, y contribuye a esa inquietud que nos esta atenazando, el espectáculo bochornoso, impresentable, de mujeres y hombres de partidos políticos, tratando, unos, de tapar sus incompetencias, sus tremendos errores, con el fin maquiavélico de blanquearlos echando la culpa al primero que pasaba por ahí, y lo peor culpando a otro partido que no ha tenido ni parte ni responsabilidad de actuación, siempre menos que reconocer la suya, otros tratando de sacar partido pensando en votos y reconocimientos, todos apoyados en la horrenda sombra de una tragedia sin precedentes.

Por mi parte puedo decir que estoy cansado, por no decir algo mas burdo, de estos politicuchos de intereses particulares, adocenados, sin mas horizonte que buscar la forma de descalificar al otro; sin la mas mínima conciencia por un pueblo doliente que no ha podido siquiera despedir a sus seres queridos, sumidos en el no saber y en el miedo, también de muchos otros con un futuro incierto. Estoy cansado de ideologias que solo traen fanáticos arrimando el ascua a su sardina, sordos y ciegos de lo que tienen delante de sus narices. Y dicen que con esta pandemia el hombre cambiara…no lo creo, no cambiara porque su mundo es su ombligo. Que manera de desperdiciar lo que nos ha sido dado en interés propio, vanidades, odios ancestrales y todo lo que pueda decirse. Estoy harto.

Y de esta pandemia, de esta tremenda situación, claro que he aprendido; he sabido quienes son mis amigos, he sabido que siempre están ahí, he sabido de quienes les importo y quienes se interesan y preocupan; algunos haciéndome llegar algún que otro chascarrillo, buscando la sonrisa, de la que tanta falta nos hace, sin importarles tiempo, intereses, ni ideologías; he aprendido que a pesar de tener encima un enorme problema humanitario, el ser humano es de una gran generosidad, pero también que es mezquino, ruin, falso y por encima de todo teniendo muy presente  sus propios intereses. He aprendido que a la hora de la verdad solo estas tu, con tus miedos, tus incertidumbres, tus dudas…pero también con el sentido común que te haya sido dado. He aprendido que la poca o mucha fortaleza que necesites tiene que salir de ti, no te queda otra. Y he aprendido muchas mas cosas, entre ellas que, a pesar de todo,  la esperanza nunca debe perderse.

miércoles, 13 de mayo de 2020

Y DE PRONTO... EL MIEDO



















Y de pronto…el miedo.


De pronto parecía que se nos abrían las compuertas de la esperanza, pero en verdad, no dejaba de ser un nuevo señuelo, un quiebro a nuestra credulidad. Cuando teníamos la sensación de que podiamos, por fin, estar tomando lo que nos apeteciera en una terraza, comprobamos con desengaño y decepción de que la verdadera preocupación era por el dueño de esa terraza; por su economía, por, dicen, su supervivencia, por puestos de trabajo, por dejacion de ingresos al Estado. Produce cierto repelus pensar que si no fuera por la economía no se abriría la esperanza de recuperar libertades para el ser humano.

Vivíamos aceleradamente, haciendo muchas cosas, sin dejar tiempo para ver, vivíamos en la adoración permanente a la diosa tecnología; nuestro vocabulario, nuestro medio de comunicación mas extendido, se llenaba cada vez mas de esos hijos de la Diosa: ordenadores, iPad, iPod, redes sociales, wifi, Memoria RAM, software, USB…y yo que se mas que compone ese nuevo cielo de creencias al que nos hemos hechos fieles y bien fielmente.

Y cambiamos fe y creencia por artilugios de nuevos brujos, en la certeza de que resolverían todas nuestras dudas y preguntas y hemos cambiado, los amuletos, la cruz, las imágenes…por aparatos a los que les asignamos inteligencia…artificial y , al parecer, poderes casi sobrenaturales. Y no nos dábamos cuenta de que vivíamos con unas enormes “orejeras”, solo viendo lo que los gurús tecnológicos y quien sabe mas, querían que viésemos, bombardeados con la ideas certidumbre de que la felicidad pasa por tener, y porque no, por los atajos o creencia de iluminados con normas que prometen son llave para la felicidad. Se nos olvidaron los pequeños detalles, se nos olvido mirar al cielo, disfrutar de la naturaleza, de los sonidos de la mar y de ratos de silencio.

Lei hace algún tiempo la entrevista que le hicieron a un psicólogo y escritor, cuyo nombre no recuerdo, que entre otras cosas decia que “la vida es un chollo si no te creas unas necesidades vacuas.”. Entre otras cosas defiende, según la psicología evolutiva, que “nuestro mundo emocional depende de nuestros pensamientos de nuestra manera de ver el mundo, de nuestra filosofía personal.” Y estoy muy de acuerdo.

Y vivimos en la prisa, en la resolución de las cosas y problemas cada vez de manera mas inmediata, en un “sin pausa”, ni reflexion. Y hasta era signo de hombre/mujer moderno, actual. Cuanto mas energía se mostrase en nuestro quehacer diario mas nos acercábamos al ideal de ser humano actual, ya supermoderno. Valentin Fuster, eminente cardiólogo y gran humanista, decía que al “mundo actual le falta reflexión”.

Y llegados a aceptar vivir cargados de cachivaches y artilugios de toda clase, y también de toda la ropa del mundo, de ropa que ni remotamente llegaríamos a amortizar, porque antes ya aparecía oro modelo mas actual y teníamos que estar al día, a la tortura de la moda, a favor de la corriente, aunque la corriente nos llevara al adocenamiento cargados de tanta anestesia que éramos incapaces de verlo. El consumo había entrado de lleno en nuestras almas…peor aun, en nuestros cerebros como la peor de las adicciones sin apenas enterarnos.

Y vivimos muy seguros de nuestra libertad. Nos sentiamos libres en todo y para todo, entrando en una soberbia colectiva, sin apenas darnos cuenta de que nos habíamos convertido justo en todo lo contrario. Y vivimos transformados, cambiando personalidad, decisión, gustos únicos por comportamientos globales; cambiando radicalmente cacharros de consumo, inducidos,  y previsto que serian consumidos por el ser humano, por valores. Y empezamos a vivir sin valores.

Para Eugenio Trias, “la transformación es radical, y altera valores, formas de vida, modos de ver y de vivir.” Y cambiamos el Dios de nuestros padres, `por los dioses de los hombres. Tuvimos dioses a montones, a los que se adoraron, y se adora, como casi nunca se hizo con otro Dios. Y ¿se puede vivir sin valores?

Y vivimos encantados y seguros en este mundo nuevo de inteligencia artificial, ordenadores cuánticos, robótica invasiva y deseos de inmortalidad…


Y de pronto…algo invisible, que nos decían que existía, que nos decían que era mortalmente peligroso para el ser humano, apareció en nuestras vidas, acabando con ellas, derrumbándolas como piezas de un domino…y de pronto nos encontramos con que el mundo se paralizo, nuestra vida quedo en nada, nuestros dioses, soporte de nosotros mismos, no servían para resolver el caos. Las ciudades quedaron convertidas en ciudades fantasmas, de desolación y silencio. Habia que guarecerse, protegerse, confinarse en nuestras cuatro paredes…y había que aprender a vivir una nueva vida para la que ni remotamente habíamos sido preparados. De pronto, radicalmente, nos encontramos con otra realidad; casi nada de lo que hasta entonces tenia para nosotros valor carecía totalmente de ello  en esta situacion. Casi todo se depreciò. Había que crear espacios de una convivencia , para la que no habíamos sido preparados. Teníamos que acostumbrarnos a que el valor de las cosas casi no tenia sentido. Necesitábamos con toda urgencia aquellos valores que dejamos en el camino por otros que ahora no nos servían para nada. Y poco a poco fue creciendo la terrible realidad de nuestra tremenda debilidad, indefensión y fragilidad. Descubrimos que no éramos hijos de esos dioses que adorábamos, protegidos, fortalecidos, amparados por ellos. 

Y de alguna manera nació en nosotros el miedo.