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miércoles, 20 de noviembre de 2024








        Y mi hermano Carlos. Con un problema terrible, de los del día, desgraciadamente, y una recuperación increíble y un coste de sufrimiento y secuelas enorme...y un quererse ir, cansado, agotado... y que te hace pensar y pensar...y que todo se te mueve por dentro, y que te lleva a preguntarte que hacemos con nuestra vida, la única que tenemos, la única que vamos a tener y llegas a pensar que todo es un engaño, una tomadura de pelo y llegas a decirte que ya no más “”a ver si””, que ya lo hago sin más, y llegas a pensar, así, de pronto, que vivir es otra cosa, que vivir, de alguna manera es liberarse de convencionalismos, creencias, normas...que es estar con quien se quiera estar, creer en lo que se quiera creer, en encontrar la felicidad en los pequeños detalles...en tener suficientemente claro que lo que no hagas en un momento puede que no lo hagas nunca. Y te das cuenta de que la vida, al menos la mía, es la  Luz, los colores, lo que te rodea, el sentirte querido, la amistad, el trabajo... De cuanta “no verdad” se nos ha hecho creer que es la vida. Y te das cuenta que la ilusión, en lo que sea, incluso en la propia vida, es el motor que la mueve.


Hoy he leído la entrevista que le hacen a un psicólogo y escritor, en la que entre otras afirmaciones dice que “la vida es un chollo si no te creas unas necesidades vacuas”. Acaba de publicar el libro “Nada es tan terrible: la filosofía de los más fuertes y felices.”. Al parecer un manual “basado en la autoterapia cognitiva o del pensamiento.” Entre otras cosas defiende, según la psicología cognitiva, “que nuestro mundo emocional depende de nuestros pensamientos, de nuestra manera de ver el mundo, de nuestra filosofía personal”. Participo de ello, pero lo condiciono a la capacidad que pueda desarrollar el ser humano para liberarse, desengancharse, limpiarse de los estímulos, engaños, cantos de sirena, bombardeos de ideas de la propia sociedad de consumo y creencias en la que vive. En la entrevista que le hacen ya responde que no hace falta mucho para vivir felices o al menos, serenamente; la ausencia, la carencia del deseo, el conformismo con lo que se tiene...y eso lo dice, lo propone, lo plantea en una sociedad en la que el hombre se siente bombardeado con las ideas de que la felicidad pasa por tener y tener y cuando no por creencias tradicionales o atajos de iluminados con normas, cumplimientos que prometen son llave para su felicidad. Es natural que el ser humano acabe neurótico, inestable emocionalmente y acabe dando bandazos llenándose de artilugios que quedaron obsoletos a la vuelta de la esquina. Y volver a empezar.


Alguna vez había comentado que nosotros, en general, andamos, vivimos con orejeras, ya se sabe, esos artilugios que se colocan a los caballos para que solo vea el camino, el trayecto, unas orejeras que nos limitan nuestra mirada por el mundo en donde vivimos...o vegetamos. Se mira muy poco al cielo, como se aprecia muy poco los colores de la naturaleza en la que estamos. La anécdota que de vez en cuando cuento de mi madre, que me hizo ver, así, de pronto, todas las tonalidades de verde que nos ofrece la naturaleza.


.- Fijate, -me dijo, indicándome por la ventanilla del tren en el que íbamos a la frontera con Portugal,- fíjate la cantidad tan enorme de verdes que vemos desde aquí, van desde el amarillo hasta el marrón oscuro.” 


Se me quedó para siempre. Y hoy sigo fijándome en los colores de la naturaleza. A lo mejor por eso es mi color preferido. Y el cielo. Ya se que las iluminaciones de las ciudades impiden que podamos apreciar el inmenso cielo estrellado de una noche clara. Con mis hijos, en un rincón marinero donde veraneábamos, en la terraza, en el silencio de la noche, jugábamos a asignarle una estrella a cada uno de ellos. Más tarde, ya con mis nietas, lo volví a hacer. Espero que se le haya quedado como a mi los colores por la indicación de mi madre. En dos ocasiones he podido apreciar en plenitud el cielo estrellado, de rutilantes, incontables, maravillosas y fugaces estrellas. Tampoco se olvida ese espectáculo. Si, también eso, para mí, es vida. 


Le oí decir a una escritora americana, de la que hice su retrato a grafito en su día, que querría morir con sus recuerdos. Evidentemente se estaba refiriendo a esa terrible enfermedad que acaba despojándonos de nosotros mismos, de nuestro yo, que acaba convirtiéndonos en un vegetal...y yo me digo que quisiera morirme con la luz y todo los colores que ella nos da: los azules, los ocres, los verdes... antes de entrar en la oscuridad, que es para mi la muerte. La ausencia de todo color. Debe ser terrible.


Estoy de acuerdo con el psicólogo: la vida es maravillosa. Me lo repito a menudo y me sigo asombrando de todo lo que ella representa y nos depara.

sábado, 26 de octubre de 2024

 






Voy a pedir a los Reyes Magos verlos de nuevo.



    Yo vi a los Reyes Magos…un año…cuando tenia muy pocos, y nadie me va a convencer de lo contrario cuando ahora tengo…muchos,


        Ocurrió en un pueblo donde pasé mi niñez y gran parte de mi adolescencia, y del que, al parecer,  me han quedado multitud de impresiones y recuerdos, como no los  he  vuelto a tener en los demás sitios donde he vivido.


       Vivíamos en una casa de techos altos, al menos eso me parecía entonces y de puertas acordes a esa altura. Tenia dos entradas una, la principal con una primera gran puerta de madera y otra, pasado el zaguán, que daba paso a la puerta de entrada a la casa, la cancela acristalada con cristales de colores, que daba a la calle peatonal del pueblo, y otra puerta, la puerta “falsa” que daba a una calle posterior. 


   En una habitación, que entonces, también, me parecía enorme, y que precisamente, daba a la calle posterior, dormíamos dos de mis hermanos y yo. Recuerdo que mi cama estaba junto a la única ventana que teníamos, por cierto de grandes dimensiones, y enrejada por fuera. Por  dentro disponía de unas puertas que llegaban hasta el suelo y que mi madre solía dejar entornada, con la idea, supongo, de que entrara algo de luz.


       La Navidad la pasábamos en familia, en verdadera y única familia al ser la nuestra la única de las dos familias que vivíamos en el pueblo y ni ellos venían ni nosotros íbamos; contábamos eso si con unos parientes de la familia de mi padre , el farmacéutico, uno de ellos y el ”tío Bruno” y sus dos humanas, ya mayores. que vivían precisamente en nuestra misma calle; la calle del Carmen. De alguna manera, por ello, era una Navidad un poco especial. Tengo unos recuerdos muy especiales de esa habitación; de madrugaba, no era yo de sueño muy profundo, escuchaba, y sigo escuchándolo, el monótono,, constante, reiterativo  muy suave de las olas del mar en la arena de la playa.


       Recuerdo el sonido y el trajín de los “campanilleros “ tocando en el “zaguán”de la casa y cómo salíamos a darle un aguinaldo que antes nos había dado nuestra madre,  pero lo que realmente me interesa contar está relacionado con los Reyes Magos:


   Mi madre gozaba de una gran capacidad para transmitir fantasías, digna de ser envidiada; yo lo he pretendido con mis hijos. Con esa cualidad suya nos preparaba para la noche de Reyes; nos quedábamos paralizados, con ojos como platos, escuchándola, y nos íbamos a la cama plenos a rebosar con la idea de la llegada de los Reyes Magos y metido, “arrebujado”, con la ropa de la cama, al menos yo, tratábamos de coger el sueño cuanto antes, cosa que no conseguíamos bien por la emoción, por nerviosismo o, lo más probable, por los relatos llenos de fantasía de mi madre.


     Mi madre nos dejó acostados, apagó la luz, nos deseó buenas noches y dejó entornada esas puertas de madera enormes de la ventana enrejada por la que entraba, tenue, la luz de la luna, de la luna de esa noche de Reyes. Y ocurrió. No se si me quedé dormido pronto o quizás no llegue a dormirme del todo, pero si se que me atreví a abrir los ojos, por entre la ropa que me abrigaba, y entonces vi …a los Reyes Magos, a los tres. Si, vi sus siluetas, sus figuras en la penumbra que producía la luz de la luna de aquella noche de Reyes que entraba por los cristales de la ventana. Quede paralizado, no me atrevía a decir nada, ni a respirar y…emocionado, cerré los ojos.


        Ese año yo vi a los Reyes Magos y nadie me va a convencer de lo contrario.


                   Febrero 2024 en Sevilla.


jueves, 24 de octubre de 2024



 

Saber envejecer


   Leia hace tiempo, y no recuerdo a quién, hablando sobre “saber envejecer que “la edad no puede ser criterio de exclusión. La experiencia, la creatividad y la estabilidad tienen un gran peso conforme se avanza por la vida”

    Camilo Jose Cela dijo, al cumplir los 80 años “”que solo cuando se renuncia a ser joven la vejez se presenta y borra todas las ilusiones””; mas o menos vino a decir “que la juventud no la domina el calendario, que la clave reside en el espíritu de cada cual”” (Cita de Javier Gomez de Liaño en su articulo “Saber envejecer”.

     

Picasso en cierta ocasión, escribió que  “”cuando se es joven de verdad se es para toda la vida”. Hablaba por él mismo; estuvo pintando hasta casi el final de su vida: 90 años.


    Dice también Gomez de Liaño en el citado articulo que “”lo primero que el hombre necesita para envejecer es tener decoro, es decir, envejecer sin frivolidad y con los pies bien pegados al suelo”. Hoy la vejez “se ve”; el viejo no quiere casa; se arregla como puede, coge su carrito y como esté  sale a la calle…y la vejez se ve y en muchos casos, ni siquiera son  conscientes de su propia decadencia. 

        Levantarse cada dia y sentir que no hay proyectos, ni metas, ni sueños, aunque sean pequeñitos, ni ilusiones por algo que hacer….un día tras otro…debe ser tremendo, y lo que es peor, algunos cerebros empiezan a tener menos rendimiento; las neuronas van pediendo la conectividad entre ellas y, su espacio vital se va limitando a unas rutinas que, a su vez, les lleva a una decadencia; tengo amigos que empiezan a estar en esa situación.

      Parece ser que la llegada de la jubilación, en principio,  creo, conlleva  una especial alegría, por la sensación“ de “por fin “sentirse libres”, y poder disponer de ese tiempo, deseado. Mas tarde, con el paso de los días, ese “tiempo de mas” empieza a sobrarle y ya no saben que hacer con el; se ha ido perdiendo la curiosidad, el deseo de conocimiento y, poco a poco, van apareciendo expresiones como “en mis tiempos”, “a estas alturas de mi vida”, “eso son cosas para gente joven”…durante su etapa laboral, y de crianza en muchos casos, no crearon aficiones, con las que utilizar su tiempo.

Los 65 años, en general, suelen aparecer como una edad, un tiempo en el ser humano como de retiro, de no hacer, de no ser útil ya y, quizás hoy mas que nunca, cuando sobre todo priva la juventud, se valora la juventud…solo por el hecho de ser joven. Y aparece en la sociedad la expresión “tercera edad”, que suele englobar “a los sesentones, setentones y hasta los ochentones, trayendo el paternalismo de los políticos y a los que, al parecer, “hay que darles las gracias por lo que nos cuidan”. (Del citado articulo).

Recientes estudios de distintas Universidades dicen “que cuando la gente pasa de los 60 años, no solo mejora su inteligencia, sino que, entre otras cosas se vuelven mas creativas, mas flexibles y con un porcentaje alto de tomar decisiones correctas. Con los años tal vez se resienta la memoria y la agilidad mental pero ganamos en nuestra visión del mundo. Un proverbio húngaro dice que “la vejez quita velocidad a las patas de un caballo pero no le impiden relinchar” y otro, alemán, “los arboles mas viejos dan los frutos mas dulces”. En una tribu, creo que de la Amazonia, al mas anciano es considerado sabio, al que acuden para su consejo. Hoy, donde se aprecia cierto menosprecio por la vejez, donde predomina la juventud, han sido sustituídos por los ordenadores, los conocidos como asistentes virtuales.

     El profesor Rojas Marcos cuenta lo que aprendió en sus años de trabajo en la salud publica neoyorquina; “que para disfrutar de una vida completa y evitar que la edad nos convierta en una caricatura, hay que mantener constantemente activas las habilidades del cuerpo y las potencias del alma.”

     Llegar a viejo no debe conllevar el “sentirse viejo”, y hasta no debe ser causa de ningún problema porque se trata de un proceso natural que nos trae el hecho de haber vivido, y por tanto, llegar a viejo no debe ser malo; no conozco a nadie que no quiera vivir un año mas. Quizas el problema pueda estar cuando se desea, se aspira a mas de lo que nuestras limitaciones nos permiten; yo ya no puedo echar una carrera, como hace treinta años tratando de coger un autobús que se me escapa, ni por supuesto subir una escalera a la velocidad que lo hacia entonces, y por supuesto aceptar mis arrugas y perdida de cabello que no dejan de ser señales de haber vivido. Como sigue diciendo Gomez de Liaño “todo es de sentido común y no desear mas de lo razonable.”

   A veces se es viejo porque se ha sido desde siempre, y, como decía antes, y escribió en algún momento Picasso “cuando se es joven de verdad se es joven para toda la vida”. Todo aquel que considera que su tarea ya esta cumplida, que no le queda ya nada por hacer, que, como decía mas arriba se levanta y se acuesta sin proyectos, sin ilusiones y sin esperanzas…es el realmente viejo.

Pienso que “saber envejecer” debe llevar consigo la aceptación de nuestras limitaciones, 
que, con los años van apareciendo, pero que de ninguna de las maneras debe llevar consigo cerrar las puertas a la curiosidad y al asombro, y al deseo de saber, de conocer de mantenernos abiertos a lo que la sociedad en que estemos nos ofrezca, sean nuevas o hayan estado ahi de siempre para ser conocidas.

También es de considerar, y para mi es una gran alegría, que las limitaciones en un porcentaje alto suelen ser físicas, en ningún caso acompañadas de limitaciones mentales, claro que en todo caso,  como cualquier órgano, el ejercicio y la actividad es fundamental.

Algunas veces digo a mis amigos que si a mi edad no soy un poco sabio ¿que he hecho yo con toda las oportunidades de saber que me dio la  vida?  También suelo contestar, cuando me preguntan “por el sentido de la vida”, de la mia, que “para mi es el conocimiento, que debe llevarme a la sabiduría.”

     “Llegar al conocimiento, a ser sabio, haber asimilado todo lo que el transcurrir de una vida nos ha dado, y saber que no sabes nada, creo que eso es saber envejecer, una obra maestra del arte de vivir. (GdeL)

    Por mi parte, ya en edad avanzada, suelo decir a quién me quiera escuchar, que quisiera morir con “las botas puestas y mis recuerdos”. Entiendo que el trabajo, el deseo de saber, el conocimiento…no tiene porque desaparecer en esas edades que la sociedad actual considera como avanzada, pero a pesar de los pesares sigue existiendo la vieja imagen de septuagenarios y octogenarios decadentes, disminuidos, sin interés ya alguno por lo que les rodea y, en parte, viene a ser así, pero no solo porque el paso de los años de esa impresión, sino porque los propios “mayores” renuncian, “tiran la toalla”, y a veces no se muy bien porque; aun así hay que ser muy conscientes de las limitaciones que en nuestro cuerpo/organismo van apareciendo y aceptarlas sin mas. No obstante tengo una anécdota, precisamente de mi madre, que en una de las visitas que le hacia y al verla postrada en una butaca sin mas le pegunte:

    .- Estas pintando algo? 

No, me contesto sin más. Yo insisto:

    .- Que estas leyendo?. 

No estoy leyendo nada. 

Como sabia de su amor por la historia le dije:

    .- Sabes que en la televisión hay un canal dedicado a la historia? En este momento se volvió hacia mi y me dijo.

    .- Ya te enteraras que a estas edades ya no nos interesa nada.

    .- Tenia 96 años. 

    .- Cuando volví a mi casa, en el coche, durante el trayecto, no pude evitar las lagrimas; sabia que mi madre se iría pronto, Y así fue. Mi madre había perdido todo interés ya. No había razón para estar aquí.



  NOTA: Lo acabe a primeros del mes de octubre de 2024.  

    

domingo, 21 de abril de 2024



 Reflexiones mías… y de otros.



Tengo desde hace tiempo un par de carpetas, mejor cuadernos, grandotes, formato A4 quizás, de esos de anilla y papel cuadriculado, donde de vez en cuando, cuando se me ocurre alguna cosa, acudo a él a escribirla. Se me dirá que en estos tiempos utilizar lápiz y bolígrafo suena a antiguo a otros tiempos, pero que quieres que te diga, me gusta hacerlo así, me resulta más cercano, más natural...luego lo paso a los medios,  entre otras cosas porque si quiero que salga en mi blog no tengo más remedio. Bueno pues este escrito va de trozos, de retazos, de ideas surgidas en cualquier momento, de pensamientos leídos o escuchados que me han provocado los míos. Por supuesto que también tengo muchos de los escritos del blog, los completos, los terminados. Por supuesto también estos trozos, como yo le llamo, no tienen relación entre sí, son pasados al cuaderno grandote tal cual se me ocurrieron. Son trozos, retazos, pensamientos recogidos en un tiempo; algunos son míos. Empezamos.




“”Vivimos en una sociedad de desvalidos, estamos en general desvalidos; niños desvalidos, jóvenes desvalidos, padres desvalidos, mayores desvalidos... Desvalidos ante la televisión, ante la pérdida de valores, de la publicidad avasalladora, invasiva, casi predadora...desvalidos ante leyes absurdas, contra natura y que nadie ha pedido, desvalidos ante políticos corruptos… ¿Que porcentaje de la sociedad actual ha pedido que una chica, menor de edad, que ha quedado embarazada, pueda abortar sin el conocimiento ni consentimiento de sus padres?.


“”¿Habéis visto en algún momento la manifestación del llamado “orgullo gay””? ¿Que tendrá que ver manifestarse por la defensa de unos derechos de igualdad con que lo hagan ridículamente disfrazados, rompiendo la más mínima guarda de las formas...echando por tierra lo que hayan podido conseguir.?””


“”Quédate con papa.

 Fue en uno de esos paseos matinales, de mantenimiento, como suelo llamarlos. Quédate con papá. Le oí decir a una señora de mediana edad, madurita que se dice por estos lares. Y la expresión parecía normal, de lo más normal del mundo, sino fuera porque solo veía a ella y al que suponía llamaba papa.  Este a su vez apremiaba “vamos, vamos”. Me paré porque no veía a nadie más...ni niño, ni joven...solo a un pequeño perro que miraba alternativamente a una y al otro. !!Era un perro.!!””


“”Decía alguien que la vida era “esencialmente hacerse””. La reflexión como norma para vivir, establecer prioridades. Se hace necesario conservar el dominio sobre uno mismo; evita ser absorbido por la sociedad. Es imprescindible ser dueño de uno mismo.””


“”La oí y la vi. Fue una saeta libre, espontánea, hermosa, directa...de un sentimiento enorme...de una persona de la calle. Era un chico joven. Y con su voz, con sus gestos, con su desgarro me llegó al corazón. Saeta. Era una saeta. Quizás por eso su nombre.”” Mi madre la cantaba, escondida, refugiada, protegida por las rejas y las puertas semiabiertas de una ventana


“”Todas las señales apuntan a un cambio de época, pero ¿somos conscientes de este supuesto cambio? ¿Estamos preparados para lo que se nos avecina?...inteligencia artificial, robótica invasiva, deseo de inmortalidad... Hace mucho, una persona a quien recuerdo con mucha frecuencia, y echo de menos el no tenerla cerca, me decía: “La Humanidad suele moverse a golpes de pendulazos.” No se porque pero estamos en uno de ellos, lo peor es que creo que nos va a coger a trasmano.


“”Para el filósofo Eugenio Trías, del que sale un libro recogiendo sus principales artículos en prensa escrita, y pienso que para muchos más “la transformación es radical y altera valores, formas de vida, modos de ver y de vivir”. Y yo me sigo preguntando ¿estamos preparados para vivir sin valores? ¿se puede vivir sin valores? .y en el nihilismo?. Hubiera querido ver transformarse la pasión en amistad, como quieren los moralistas, pero ha sido en la indiferencia, por lo demás, lo más corriente.””


“”El impulsó, el deseo o la fuerza por nacer, salir a la vida, a través del recorrido por ella, debería ampliarse al deseo de irse de ella cuando se sienta acabado el camino.””


“”No sientes la urgencia por gozar en plenitud del tiempo que queda.””


“”Buscar una simple, pequeña libertad de vacaciones, de momentos libres. Toda vida bien ordenada debería tenerlos y quien no sabe crearlos no sabe vivir.


Practicar una libertad alternativa; las emociones, las ideas, los trabajos...deben ser interrumpidos y luego reanudados; la certidumbre de poder ahuyentarlos o llamarlos les quita toda posibilidad de tiranía, y a la persona todo sentimiento de servidumbre.””


- La única referencia que tiene el hombre es el mismo hombre. Estamos todos en el mismo barco, que no deja de dar vueltas y mas vueltas en un espacio de soledad impresionante.


.- Es este un mundo donde gran parte de el la normalidad es sobrevivir y la otra mitad vive una supervivencia en un consumo atroz sin preocupación, tan solo viviendo en la búsqueda del placer, de lo lúdico, de la superficialidad... 


.- A lo mejor, rebuscando en los dos, (en cada uno) encontremos un lugar, (zona, sitio), en el que podamos convivir.


.- Un día te despiertas y te das cuenta de que puedes vivir sin ello.


.- La duda que busca, que no se conforma, porque el Dios que vive en uno no es de madera. Me gustan los universos pequeños.


.- La llamada Semana Santa, y las controversias, los asombros y las cómplices miradas cuando uno dice que no entiende la Semana Santa, cuando dice que no comprende la Semana Santa, cuando dice que no sabe de Semana Santa.


.- Y no entiende imágenes como no sea desde el arte. No entiende de imágenes que se veneran, como no entiende de Cristos a los que se reverencian. Como escucho a un gran hombre "mi Dios no es de madera".


.- Me es imposible aceptar el espectáculo, la música, las voces, el griterío ... Entiende la Semana Santa, como otra cosa, que no tiene que nada que ver con tu verdad ni con la mía, ni con mi Dios ni con el tuyo, ni con mis dudas ni con tus certezas;  la Semana Santa es otra cosa. Pero no es de ahora, es de cuando quedarse de pie al paso de cualquier imagen era casi un sacrilegio.


.- No se porque hay tanta intervención humana en las cosas de Dios, como en las religiones, como en las creencias... Demasiada intervención del hombre.



Y hasta aquí...por ahora. No voy a decirte cuales de ellas son mías. Es mejor así.







…y ya estoy en los 80



Hace unos días, a propósito de que un familiar, no muy cercano, me preguntase cómo estaba, la contestación que le di ya me hizo pensar en recoger en un escrito, este sintetizado “tiempo vivido”.

Si hay algo que destacar en este momento de los años cumplidos, es el hecho cierto, para mi, de que mi cabeza, mi cerebro está en mejores condiciones que lo ha estado hasta ahora. Bien es verdad, así lo pienso, que  cualquier momento de la vida de un ser humano es siempre el resultado de lo que ha ido acumulando hasta entonces, y no me refiero precisamente a lo material y económico. 


Un balance corto y rápido me dice que el resultado es positivo. Mantengo mi curiosidad de siempre, continuo con el asombro que siempre me acompañó, tengo proyectos, como también los he tenido, me apasiona lo que hago, el trabajo y no me siento más satisfecho que cuando estoy aprendiendo algo nuevo. La vida, en general, me parece maravillosa.


He llegado a esta edad con unos hijos sin problemas, si acaso los que casi siempre acompañan en los comienzos de vida en común con resultado de hijos a los que cuidar, educar y ponerlos en condiciones de que puedan ser autónomos. También la vida me dio nietos, que despertaron en mi un sentimiento que, confieso, no era de los que hasta entonces había tenido. Y me dió amigos.


Y estoy en la edad de que ya se decir si cuando así lo creo y no cuando también. Estoy en la edad en la que se separar el trigo de la paja. En la edad de creer en lo que yo quiera creer, sin sentimientos encontrados ni de culpa alguna,  con el espíritu calmo a pesar de ello. Estoy en la edad que no me importa en absoluto hablar de mis sentimientos. Estoy en la edad en la que no me importa nada que unas lagrimas asomen a mis ojos por la emoción, de una música, una puesta de Sol o del afecto de un amigo.


Soy consciente, y además es más que evidente, que el tiempo vivido es muchísimo mayor que el que me queda por vivir, y es verdad que la vida por delante que me queda es lo que verdaderamente me importa, porque a pesar de todo ello, no renuncio a nada. A pesar de ser iguales, de contar con las mismas horas, los días en este resto de vida transcurren a una velocidad que puedo asegurar es distinta a la de entonces, quizás por ello también queramos vivirla más intensamente…pero selectivamente también . Lo digo a menudo, y soy muy consciente de que ya empiezo a repetirme, que “a estas alturas de mi vida, quiero hacer lo que realmente quiera hacer, decir lo que realmente pienso, mostrar mis sentimientos sin filtros ni frenos de ningún tipo, trabajar todos los días en aquello que realmente me interese, no perder en ningún momento el horizonte de la amistad, cuidar mi egoísmo, que para eso me lo he ganado a pulso…y darme, si es posible,  cualquier capricho que se me antoje”, en definitiva, como dice el filósofo Pascal Bruckner, “quiero seguir exprimiendo mi vida, renunciar a la renuncia, aspirar a todo”. Quiero seguir leyendo, aunque luego se me olvide casi todo, quiero seguir asombrándome cada día de sus acontecimientos, de sus amaneceres y de sus primaveras. Quiero seguir con mis pasiones en todo aquello que siento y que pueda hacer. Ya se de mis limitaciones, y las he aceptado, se de mis imposibles, pero no quiero renunciar a mis asombros ni a la curiosidad que me provoca esta maravillosa vida, en este maravilloso mundo. Leía hace muy poco que “gozar de la vida es merecerla”. El placer que ello produce es evidentemente mío. Y a eso precisamente, quiero dedicar mi resto. Y no renuncio a lo vivido, ni a mis sueños.


Un amigo, mayor que yo, perteneciente a una tertulia que “dimos luz” otro amigo y yo, al acompañarle a tomar un taxi, ya andaba con dificultad, sin motivo alguno me dijo en el trayecto: “Juan Adolfo, los hijos tienen sus familias, sus responsabilidades, sus quehaceres…y los nietos pues sujetos a una carrera de estudios y amigos y demás…lo que de verdad queda es la amistad”. En ese a no renunciar a mis sentimientos, destaco muy especialmente al sentimiento de la amistad. Un sentimiento que perdura a través de los años y que en estos que ya tengo es un grandísimo soporte y apoyo. Con los años la amistad aparece más fuerte. No renuncio a la amistad.


He leído mucho y he olvidado mucho. He leído de todo porque todo me ha interesado, desde la narrativa normal al ensayo, de la historia en general a la filosofía, de las cosas del arte, de la música…mi curiosidad me inducía a ello. Es más probablemente haya desarrollado un “amor” especial a los libros; me gusta verlos, sentirlos, tocarlos, me siento acompañado cuando los tengo cerca…y tampoco renuncio a seguir leyendo, a seguir gozando de sus contenidos.


He pintado mucho, desde muy temprana edad, probablemente sin mucha constancia, quizás también porque esos quehaceres de esos hijos que citaba mi amigo mayor, me impedían mayor o más profunda dedicación. Pero mi gran pasión es el dibujo y si, he dibujado muchísimo, a grafito, a plumilla…lo sigo haciendo quizás con mayor pasión que el entonces y entrando en técnicas nuevas que me asombran y me llenan de satisfacción. Tampoco voy a renunciar a mis gran pasión por el arte.


Y, como oí a una señora muy mayor, a la que dibuje a grafito, quisiera morir con mis recuerdos y, añado yo “con las botas puestas”; como le decía a uno de esos amigos, “yo no trabajo, disfruto con lo que hago”. Cuando eran pequeños mis hijos, alguna que otra vez les pregunté que “donde estaba su tiempo”, me miraban sin entender y yo les decía “mirad donde esta el mío”. Siempre he considerado el valor del tiempo; ahora muchísimo.


Y estaré por aquí hasta que se cumpla mi tiempo, como a todos, con el deseo de seguir amando lo que me rodea y seguir sintiéndose querido, que puede ser una de los sentimientos más hermosos que puede tener el ser humano,