Páginas

domingo, 12 de julio de 2009

Y LLEGO EL VERANO...


Llegó la época de los baños, de las playas, de las vacaciones y haciendo caso de nuevo a una fugaz admiradora-amiga (de mis dibujos), vuelvo a los recuerdos y aunque la época es propicia las circunstancias ademas, como casi siempre, han contribuido y ayudado a ello. Ayer, casualmente, (la circunstancia) me encontré con... una paisana... una paisana con diez años menos que yo, pero que compartia conmigo y mantenia vivas las imagenes, los recuerdos de entonces de familias, de conocidos, de la plaza adonde acudiamos a hablar de todo, hoy rehabilitada... para peor, de personajes, de calles, rincones, costumbres, paisajes de juventud...del pueblo donde pase una época de mi vida y donde ella nació... y fué agradable, porque al menos yo no sentí el paso del tiempo, ni añoranza alguna. Hablamos del baño a escondidas en la hermosa playa de arenas finísimas, que llamábamos de la Almadraba, creo recordar que en la Punta del Caiman, donde reposaban y descansaban los utiles que se empleaban, cuando llegaba "su epoca" en la pesca del atun, una playa recoleta, amplia, de arenas suaves... solo para nosotros, los cuatro o cinco amigos de pandilla, y de como llegábamos hasta alli, y del viejo puente de madera que cruzaba un ni siquiera aprendiz de rio, pero que nos servia para pescar cangrejos de hermosas y exquisitas bocas y camarones... y recordamos a aquel muchacho, quizas sin edad definida, ciego, sordo y mudo, que tallaba unos hermosísimos barcos de pesca sentado a la puerta de su casa, en la segunda calle pasada la tienda de tejidos y que tanto me impresionaba... y me sigue impresionando ¿que habrá sido de él?. ¿Te acuerdas de la panaderia, del olor a pan recien hecho? claro, yo jugue en el que entonces me parecia un gran patio cuando mi madre me enviaba a comprar el pan, -telera, como se le llamaba a un pan redondo y grueso-... y del puestecillo que habia a su entrada que nos vendia manzanas recubiertas de caramelo y paquetillos de algarroba molida, que nos dejaba la boca seca. Y del practicante que llegó un dia y se caso con la única hija de una familia conocida, parienta mia... y de los juegos en la fábrica de conservas que tenia frente al portal de mi casa en el muelle, con el olor a sardinas cocidas, las vagonetas, los enormes cocederos, los trozos de hojalata... y de aquel profesor de latin, Don Dionisio creo que se llamaba, que se "sacrificaba", entre clase y clase, con la penitencia de un vasito de vino en la bodega de al lado y que por la tarde cuidaba de la Biblioteca del pueblo que estaba en el Ayuntamiento y a la que acudia por aquella afición mia de entonces, y ahora, a los libros... y hablamos de los que se fueron y de los que se quedaron, de las que se casaron y de las que se quedaron solteras... de aquel amor juvenil ¿que fue de ... ?, de su casa que conserva aun y que heredó de su madre y que su madre heredó de la suya y así.


Es curioso como de nuevo la estación del verano, el encuentro fortuito con una paisana, personaje de mi tiempo aunque con menos edad, hace que se reavivan con tremenda nitidez escenas, cuadros, pasajes de un tiempo pasado, como si el tiempo por un momento se hubiera detenido y compartiesemos todo de nuevo...