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martes, 1 de octubre de 2013





                      Mi cuco ya tiene cita con el   

                                                                 Otorrino



No quepo dentro de mí de lo contento que estoy. Se trata de mi cuco. He hablado, por fin, con el Otorrino de los Cucos y me ha dado la alegría de que su mal tiene cura, de que mi cuco recobrara la  voz. Y le he pedido cita para llevarlo; por la fecha que me ha dado, no andan muy bien las cuerdas vocales de los cucos.

 La voz de los Cucos es especial porque tiene dos sonidos;  los Cu Cu que dan la hora tienen cada uno su propio sonido, es decir su propio fuelle. No lo sabía. Últimamente no tenemos mucho contacto, pero ahora, al menos tendré que ponerle en conocimiento de lo que le van a hacer y de paso también recriminarle de que no me haya dicho de que cada Cu que canta tiene su propia entonación , ¡con la de noches que hemos pasado juntos!. Y es que el Otorrino de los Cucos no se va a limitar a arreglarle la voz, algo que echo mucho de menos, sino que va a hacerle una intervención general; tendré  que decirle que probablemente esté en el quirófano unos días, entrando y saliendo, claro, y que la intervención va a ser complicada, aunque eso sí, sin peligro para que deje de medir el tiempo, que es lo suyo.

 No debe ser una intervención fácil, dado el tiempo que me ha dado para que lo lleve. Al parecer dado su estado, sus "cuerdas vocales", están tan mal que no tienen arreglo ni tratamiento, por lo que es necesario llevar a cabo un "trasplante" y ahí esta la complicación, que hay que buscar un donante, pero no un donante cualquiera, sino un donante que reúna sus mismas características  de dimensiones, de sonido y lo que del mismo pudiera derivarse. Pero la cosa se complica un poco mas, porque al ser de origen centro-europeo, es que mi cuco tiene su aquel, pues tan solo admite este tipo de trasplante de los Cucos procedentes de ese entorno. Las cosas de los Cucos.

 La verdad que lo he notado triste últimamente; debe ser duro, lo comprendo, no poder expresarse como a él le gustaría. La verdad que, en un principio, creí que era una cosa personal conmigo, porque últimamente no tengo mucho contacto con él, pero es que por un lado, el verano, que separa tanto, y por otro que he estado preocupado buscando el Otorrino adecuado, porque lo suyo requiere un profesional especializado, y concretando cual iba ser exactamente la intervención, me ha tenido ocupado lo que probablemente haya entendido, como un alejamiento. Y nada más lejos de la realidad. Pero vamos ya hemos normalizado nuestra relación; debo estar más cerca que nunca teniendo en cuenta el ratillo que va a pasar.

 Lo voy a echar de menos el tiempo que este en la clínica, pero mientras tanto estoy cuidándolo y diría que mimándolo que no sé si será bueno, porque conociéndolo como lo conozco, son ya muchos años, se ha hecho viejo conmigo, bueno nos hemos hecho mayores juntos, veremos que pasa después, pero vamos es que el momento se lo merece. Así que lo tengo que ya quisieran muchos Cucos. Cuido su aspecto, esta reluciente, cuido que sus pesas no lo sometan a mucho esfuerzo, por lo que las subo a mitad de su recorrido, que no pierda su estabilidad, ya sabéis los Cucos son muy suyos con eso del equilibrio... en fin, espero que no se me note demasiado la preocupación que tengo ante su gran operación. Pero bueno lo mejor es que nuestra relación, que nunca ha sido mala, se ha normalizado como, por otro lado, así ha sido siempre.

 Y no sé que hacer. Veras es que su ida a la clínica, además de lo que conlleva siempre ir a esos sitios, por mucho que te digan, que si no pasa nada, que es un ratito, que la cirugía esta hoy muy adelantada, que si la anestesia ya no es lo que era... lo que sientes por el cuerpo no te lo quita nadie y más tratándose de un amigo de esta categoría de toda la vida. Y no sé que hacer, me refiero al hueco que voy a sentir cuando no este. Estaba pensando en poner un dibujo mío, después un icono que hice hace tiempo, que viene bien en ese espacio, incluso uno de esos cacharros metálicos horrorosos que suelen ponerse en las paredes... pero no, lo voy a dejar libre, respetando su espacio, el espacio que ha venido ocupando durante tantos años y que se mece se le respete por derecho propio. Eso es.

La verdad es que no sé si es consciente de que lo van abrir y no solo le van a trasplantar sus cuerdas vocales, sino que lo van a sanear, vamos que le van a andar en sus tripas y de paso, ya que está abierto en canal, pues a ver como anda ese corazoncillo. Hombre sufrir no ha sufrido mucho; la vida que ha llevado no creo que le haya afectado al corazón, bueno al corazón ni a nada ¡Vida la que se ha pegado! Claro que algo de culpa tengo yo con tanto cuido y tanto mimo. Como será que en estos días le estoy poniendo música,  pero música que le relaje, por ejemplo ahora mismo le acabo de poner dos conciertos para orquesta y violín que, para mí, creo que no hay otros, uno es de Bruch y otro de Mendelsson. No se quejara, digo yo.  ¡Huy, acaban de terminar!. Se los voy a poner de nuevo. Les dejo que mi Cuco es lo primero.


lunes, 30 de septiembre de 2013






                                                              Rocío

 
 
Aparecía sin hacer ruido alguno entrando por la puerta de atrás, por la puerta falsa, como se decía entonces, del chalet de la hermana de mi mujer, en la hora de la siesta del verano. Yo la estaba esperando. No tendría mas de 13 o 14 años. Llegaba al salón-comedor arrastrando un poco una pierna y encogida la mano y parte del brazo correspondiente: la polio. Sin decir nada se sentaba a mi lado.
 
.- Hola Rocío.
.- Hola.

 La recuerdo frágil, tímida, retraída, casi como asustada. Me contaba cosas. Poco a poco, tarde a tarde me fue contando cosas, de ella, de su entorno y también hablábamos de su problema de lo que una tremenda enfermedad le había hecho. Y se le notaba como le afectaba como la había afectado. Pasados unos días le propuse hacer unos ejercicios, le propuse intentar que tuviese mas movilidad en sus zonas afectadas. No se como se me ocurrió hacerle aquella propuesta,, seguramente seria que, como siempre, estaría leyendo algún libro sobre nuestro cerebro y el tremendo poder de la mente. Rocío hablaba casi siempre con silencios, así que ante uno mas de ellos entendí que aceptaba lo que quería proponerle. Yo le decía que tenia que debía intentar sentir su mano en su mente. Le decía que cerrara los ojos y que no pensara nada mas que en su mano. "¿Sientes tu mano Rocío?" Un poco, me decía muy quedo. Y lo hacia. Lo hacia con una fe tremenda y con una voluntad y un deseo admirables. Yo también creía en lo que le decía. Y sin decir nada, pasado un tiempo, se levantaba y se iba por donde había venido; por la puerta falsa y como había llegado sin ruido, solo un pequeño roce en el suelo de su pierna enferma. Yo entonces daba una cabezadita.

Acudió a la cita todos los días que estuvimos en aquella casa.

 No recuerdo como surgió esta relación ni porque, solo tengo en mi recuerdo la llegada de esta chiquilla y nuestro rato de comunicación y ejercicios. Si se que era hija de unos amigos, sobre todo de su madre, de mis cuñados.

 Acabo el verano y mis días en aquella casa terminaron y no se si Rocío, en sus visitas de tarde, se encontró con que yo ya no estaba. No volví a verla mas porque tampoco volvimos a pasar unos días de verano en aquella casa. Y casi no volví a acordarme de ella, si acaso solo cuando en algún momento y por algún motivo lo contaba. Aun así el recuerdo se fue difuminando con los años.

Paso el tiempo y tuve otros dos hijos mas del que tenia cuando venia a visitarme y seguíamos visitando de vez en cuando a la familia, a los abuelos. En una de esas visitas, en la misma calle donde vivían uno de ellos, en un rato de paseo o de volver a casa, en un momento dado, de pronto, siento que casi se me echa encima una chica muy morena, alta delgada, muy sonriente que me da dos besos con mas alegría todavía. Al ver mi cara me dijo: soy Rocío... y fue al ver su mano caída cuando supe de que Rocío se trataba. Me había reconocido.

Paso mas tiempo y como suele ser a una velocidad tremenda.

Un día, de los que dedicamos al veraneo, que no al descanso, inesperadamente, me llama al móvil una amiga, mas de mi mujer que mía,  ya que no recordaba haber hablando  mas de dos veces con ella, saludándome como si nos viéramos diariamente y como si disfrutáramos de una gran amistad. Me recordaba de los años del Centro, así llamábamos a una casa donde nos reuníamos una serie de amigos con inquietudes casi comunes, que exponíamos bien escribiendo o en reuniones de tertulias. Yo no la recordaba a ella y tampoco recordaba haberle facilitado mi numero de móvil. Quería que nos viéramos. Había alquilado una casa en esta zona de playa. Y nos vimos. La verdad que parecía tener mas detalles y opinión de mi que yo de ella. Quería conocer el parecer mío sobre unos escritos poéticos escritos por su hermano, residente entonces en Ecuador. Pero lo realmente importante de esta cita inesperada fue cuando me dijo:

 .- Rocío me ha preguntado por ti.
.- ¿Rocío? ¿Que Rocío?
.- Rocío, la hija de mi prima.

Seguía sin saber quien era Rocío y menos su madre.

Al darme detalles supe de que Rocío se trataba.

Volvía a sorprenderme que una niña de 13 o 14 años, al cabo de... otros muchos, siguiera acordándose de alguien que en un verano de su vida, por un rato robado a la siesta y por unos días, la escucho.

Volví a ver a esta amiga un par de años mas tarde, en uno de esos encuentros que alguno antiguo amigo nostálgico se encarga de celebrar de vez en cuando y que no les encuentro mucho sentido, sobretodo cuando hemos cambiado tanto, con concepto de vida distintos y, sobre todo, habiendo tomado caminos ideológicos muy diferentes.

.- Rocío me ha preguntado por ti.

De pronto sentí el deseo de saber de ella, que había pasado con aquella niña.

 .- ¿Tienes su correo electrónico?
 .- No quiere saber nada con ordenadores ni con internet.

 .-  Tendrás su teléfono.
.-  Si.
.-  Déjamelo que la voy a llamar.

Ese mismo día la llame. Cuando me reconoció, me ubico, fue tal la alegría con que me recibía que no soy capaz de describirla.

.- ¿Dónde estas? me pregunto.
.- Estoy en Punta.

Punta Umbría es un pueblo pesquero, de veraneo, solo a 20 km. donde reside habitualmente Rocío.

.- ¿En Punta? Tenemos que vernos, quisiera verte. Tu tienes coche?. Que alegría...
. - Si, claro que si. Por supuesto que me alegrara verte.
.-  Por la mañana me viene mejor y me avisas antes. ¡Que alegría oírte!

 Pero no pudo ser. Circunstancias personales me impidieron concretar día para quedar y después he intentado ponerme en contacto con ella pero no ha sido posible. Espero que algún día pueda volver a recordar, ya con ella delante, aquellas horas de un verano cualquiera.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 





     La cultura y otras cosas.

 

No le dedico mucho tiempo a observar, estudiar, ver las obras expuestas en las llamadas  exposiciones de arte contemporáneo; tengo la sensación de que me están tomando el pelo, de que es una broma. Y lo que peor llevo son las críticas de los llamados especialistas en arte, definiendo, aclarando, justificando, explicando lo que el artista quiere decir en algo que esta muy claro y que es muy probable que ni por asomo se planteara a la hora de ejecutar su obra. Alguna que otra vez mi comentario "esto es una tomadura de pelo" ha llegado al autor, desconocía que estuviera tan cerca, pero no ha entrado al trapo, no ha entrado en discusión. Para mi mala señal. ¿Ya todo es arte?. Una pintura que necesita ser explicada... para mi de ninguna de las maneras es arte.

He leído recientemente un artículo del escritor Juan Van-Halen, que titula "¿El fin de la cultura?". Muy interesante. Además de lo que en el expone, que después entrare en ello, quiero destacar un párrafo que resulta realmente llamativo. Hace referencia a un comentario que Donald Kuspit hace en su libro El fin del arte, publicado en el año 2004:

""Kuspit recuerda en su libro que al día siguiente de inaugurarse en Nueva York una exposición en la que el artista británico Damien Hirst monto una obra suya consistente en una colección de tazas de café medio llenas, ceniceros con colillas, botellas de cerveza vacías, papeles de periódico por el suelo, envoltorios de caramelos y otros desechos, el encargado de la limpieza de la sala echo aquella obra de arte a la basura y limpio lo que para él no era sino guarrerías de un público asistente poco cuidadoso. La costosa obra desapareció.""

Sobre esta anécdota el autor del artículo acaba preguntándose ¿Espera a la cultura un basurero como el de aquella obra de arte de la exposición neoyorquina?. Pues como el mismo dice, hay síntomas más que inquietantes.

Habría que preguntarse que se entiende por cultura como habría que preguntarse que se define por arte. En ambos casos hay preocupaciones y estudios y reflexiones planteando se la desaparición de ambos. Hay algunas definiciones de cultura que aparecen como preocupantes. Según Eliot "Cultura no es la suma de diversas actividades, sino un estilo de vida" o como dice Vargas Llosa: La posmodernidad ha destruido el mito de que las humanidades humanizan, que viene a enlazar con la afirmación de Kuspit de que "ser posmoderno significa perder todo interés por la inmortalidad" ( citas tomadas del artículo citado)

Probablemente la cultura, lo que se entiende actualmente por cultura, haya sufrido una simplificación y sea el resultado, como ya se ha dicho por algunos estudiosos, de una "democratización". Desde la cultura de los Monasterios a la de la calle, que estudio Mijail Bajin, ambas culturas se han fundido, se han mezclado positivamente, pero es la que ha llegado hasta el momento actual. Y, como defiende el autor en el artículo citado, y que participo, "no debería haber dos culturas, una de calidad, elevada, y otra de masas, sino una cultura comunicada"  capaz de intercambiarse, pero no de confundirlo todo. Lo que pasa que ello conlleva necesariamente a disponer de conocimientos, algo que choca con la realidad actual del mínimo esfuerzo, que en definitiva es la simplificación.
 
La cultura, el arte, permanecerá siempre, eso creo, pero  seguro que no será como actualmente la entendemos, o la entiendo. Parece evidente que la cultura, el arte, se ha depreciado, empobrecido bastante, y camina por "caminos alejados de su medio natural: el de la actividad intelectual". Y entramos en otro tema. La actividad intelectual parece estar hoy día en minorías que no tienen oportunidad de llegar al gran público, apareciendo, en cambio seudosintelectuales en los medios, con la oportunidad de ser oídos por grandes audiencias. Según cita el autor del artículo, Maazel, director de la Filarmónica de Múnich, opinaba en ABC: "la cultura ha sido invadida por ignorantes y ególatras... la cultura vive un mundo de simplificación constante", coincidiendo con el juicio pesimista de Javier Marías, también en ABC "Se ha producido una especie de enorgullecimiento de la ignorancia".

En la pintura parece que en general prevalece el colorido, las manchas de color superpuestas. El dibujo no aparece por ningún sitio. Muestra de la llamada simplificación del arte, del mínimo esfuerzo.

En la juventud parece quedar la cultura reducida a la música actual, repetitiva, cansina, con una fecha de caducidad brutal, a la multimedia, teléfonos de alta gama, tablet con aplicaciones... de juegos y el fútbol, casi no hay mas y lo digo por experiencia cercana. Es mas no saben estar ocupados con algo que no sean maquinas, internet, mensajería, juegos en soporte informático. Lo curioso que estas nuevas tecnologías facilitan enormemente el acceso a todo tipo de información, solo que, al parecer, casi quedan reducidas a comunicaciones cortas, en muchos casos compitiendo a ver quién dice la frase más ocurrente, a las llamadas redes sociales donde se acumulan amigos, fotografías personales, confesiones incomprensibles, incluso medio de promocionarse... claro que la lectura no debe ser solo información. Sin embargo, "un profesor de la Universidad de Florida, -nueva cita del autor del artículo-, afirma sin rubor: Sentarse a leer un libro de cabo a rabo no tiene sentido, ya que puedo tener toda la información que quiera con mayor rapidez a través de la web." El reflejo de ello es la confesión de una profesora se la Universidad de Duque: "Ya no puedo conseguir que mis alumnos lean un libro entero." Al parecer la cultura ha quedado reducida a saber buscar el dato que queremos en el menor tiempo posible en el mundo web; parece que no interesa el conocimiento, solo la información. Es esta la época de mi vida donde se tiene más información de todo pero poquísimo conocimiento de algo y lo peor es que parece que no les importa. Al mundo Internet se le está otorgando el don de la infabilidad y sabemos bien que está llena de errores, de opiniones personales que no demuestran en absoluto su capacidad, de osados... no es un medio fiable ni inocente; la inmensa información que facilita no es garantía de que sea veraz ni positivo siempre.

La cultura está hoy mediatizada, preparada, presentada para un consumo inmediato sublimada por la publicidad y la mercadotecnia. Libros que aparecen, se consumen, y desaparecen sin dejar más rastro. Es una cultura con fecha de caducidad.

 

NOTA: La "obra de arte"  que encabeza este comentario es de una niña que lo hizo cuando aún no tenía cuatro años: ni nieta Marta.