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martes, 28 de abril de 2015

Y el tiempo volvio






    









A veces tengo la impresión de que nuestro cerebro va por libre. Me gusta leer libros de divulgación que hablan de neurociencia, del cerebro en general y en particular y de ellos he aprendido que durante mucho tiempo en el hombre no existía la consciencia, no tenía conciencia del yo, del yo mismo, como dice alguno de los autores que leo. Aunque parezca mentira el yo, ese personaje con el que dialogamos, con el que discutimos, con el que analizamos... ese personaje que nos corrige, que nos empuja a hacer cosas.. no apareció hasta bien evolucionado el hombre. Es como si fuera el medio, el enlace, el puente entre nuestro cerebro y nosotros mismos. Ese Pepito Grillo, que corrientemente solemos llamar, que nos dice si estamos haciendo bien o estamos haciendo las cosas mal... Pero lo que me suele llamar la atención es el hecho de que nuestro cerebro parece tomar decisiones sin contar con ese yo mismo o sin decirle nada al yo mismo o a lo mejor en connivencia con el para no decirnos nada a nosotros. No se. Y lo ocurrido muy recientemente me viene a dar la razón, bueno mas bien a un amigo.

Pero empiezo por el principio, es decir por lo que me ha dado pie para escribir estas letras. La llamada de un amigo con el que suelo tomar café de vez en cuando procurando mantener la amistad y eso si, evitando hablar, traer a la mesa, recuerdos del trabajo que compartimos durante algunos años, de no dejar entrar a la nostalgia de tiempos vividos. Esta vez no habíamos acordado fecha alguna para el café fue mi amigo quien llamo porque quería hablarme.

.- Cuéntame, le dije, una vez resuelto los saludos de rigor.

.- No, si no tiene importancia, pero como se que te gustan estos temas pues quería contártelo. Además de que, en verdad, también a mi me pareció curioso lo sucedido. Verás:

  Como sabes yo viví durante unos años, niñez, juventud, adolescencia... en un pueblo.
En este mismo blog he contado en varias ocasiones, sucedidos, como decía una conocida mía,  lepera (de Lepe) por más señas, que tenía mucha gracia, hechos, del pueblo en el que  viví durante algunos años; recuerdos se suele decir y eso creía yo también, porque ahora he podido comprobar que esos recuerdos, los míos, de los que he ido escribiendo por aquí, eran recuerdos  selectivos. Si, no son mis recuerdos sino los que por alguna razón,  ha seleccionado mi cerebro o quizás sean los que ha seleccionado mi cerebro para que recuerde. De ese tiempo de niñez, adolescencia y juventud que viví en el pueblo, han acudido una y otra vez recuerdos, pero siempre los mismos y con ellos personajes, los mismos personajes que de alguna u otra forma influyeron en mi, o así me lo pareció.

Del tiempo que estuve en el pueblo he escrito en este blog; hay que tener en cuenta que realmente mi infancia transcurrió allí, salvo un periodo corto de años que salí fuera, probablemente fuese de los 7 a los 10 años, que me mandaron con mis abuelos. Volví al pueblo como había salido de el, sin saber porqué, o al menos, sin recordar el por que. A partir de entonces entre en ese período donde conecte con esos personajes mayores que yo y que tanta huella me dejaron y de los que he escrito también y, como no, con amigos de mi edad, de los que recuerdo muy poco salvo aquellos baños que nos dábamos en una playita medio salvaje, y de  los que nunca tuvo noticias mi madre, y algún que otro recuerdo mas, como cuando cazábamos pájaros y gaviotas o pescábamos debajo del puente, en la actualidad reducido a una pasarela. Sin embargo si conserve siempre el nombre de una amiga de la infancia. Quedo olvidado su imagen, pero no su nombre y apellido que he ido repitiendo y recordando a través de los años., y no he sabido porque.

.- ¿Y no recordabas a tus amigos? Las amistades creadas en esa etapa de la vida suelen ser para siempre.

. - Pues no. Quedaron como borrados en algún rincón de mi memoria. Ten en cuenta que en un momento dado me dijeron que teníamos que irnos, que nos íbamos a vivir a la capital. Y no me dijeron el porque, o mejor no lo recuerdo. Ahora, que los acontecimientos se han acelerado, he estado pensando que la marcha tuvo que ser dolorosa, traumática. Tenía que dejar, de pronto, a vivencias, amigos, rincones del pueblo en los que disfrute, el lugar donde se crearon amistades, donde nacieron incluso esos amores de juventud... probablemente una forma de evitar el dolor fuese olvidar, borrar, esconder, esas vivencias vividas,  pero curiosamente quedaron esos personajes, singulares, especiales, al menos para mi, de los que tanto aprendí y de los que seguramente contribuyeron a que madurara mi personalidad. Mayores que yo, muy mayores, les he recordado en este rincón y que recuerdo con mucha frecuencia con un gran cariño y hasta ternura. Pero también, con ellos esta amiga, esta amiga de la infancia, que no se porque no quedo oculta en mi mente y que he ido recordando a través de los años, muchos años.

No volví al pueblo y tarde mucho en hacerlo, bastante. Empezó una nueva vida para mi que, en verdad ha llegado hasta hoy mismo. Y sigo sin saber porque, porque no volví en algún momento. El pueblo quedo en el olvido casi bruscamente y solo después de muchos años, con dos generaciones después de mi, cuando inicie la andadura de este rincón, volví a unirme a aquel entonces a través de esos recuerdos selectivos.

.- ¿Tampoco se te ocurrió preguntar por esa amiga de la infancia? ¿No sentías curiosidad por saber que había sido de ella, si seguía en el pueblo, si se había casado, si habría sido feliz...? en fin esas preguntas que suelen hacerse en estos casos.

.- Pues no se que decirte, la verdad. No se me ocurrió. De todas maneras las circunstancias, las coincidencias, las casualidades... llámese  como se quiera, parece que existen. Por una serie de ellas tuve el teléfono de mi amiga de la infancia y, con ayuda de las nuevas tecnologías, la ""guasee""... y después de muchos, muchos, muchos años estábamos charlando de nuevo. Se acordaba de mi quizás con más detalles que yo de ella y con el asombro por parte de los dos, de la normalidad, de la naturalidad con que reanudamos, yo creo que más bien iniciamos, una lejisima amistad; habían transcurrido... más de 60 años.

Hoy, hace un rato, he recibido un correo de mi amiga de la infancia, adjuntando dos fotografías; una de ella en la actualidad, en color, claro, otra también de ella de cuando la infancia. Y la recordé¡¡¡ lo que es la mente, recordé al ver  su sonrisa, su mirada... cuando lo único que tenía era el recuerdo de los juegos y su nombre. Yo le mande una mía.

.- ¿Y qué pasó? Parece una película de Garci.

  Pues paso, si. Paso que me vinieron mas recuerdos, conforme hemos ido hablando, contando cosas del pueblo, he ido recordando, como si ese rincón se abriese por fin y de nuevo enlazará con una época bien pasada.

Pero no quiero hablar de recuerdos en si, sino de como en algún momento recuerdos dormidos despiertan por alguna causa y hasta que punto nuestro cerebro guarda esas imágenes, esos hechos, esos recuerdos en general, de los que no tenemos constancia o eso parecía y de los que no sabemos el porque. Tu sabes de esto mas que yo. ¿Solo recordamos aquello que nos interesa? ¿aquello que más ha influido, impactado, en algún momento? ¿porque no se recuerdan todos? Porque todos, y lo he comprobado ahora, estaban; solo hay que esperar el momento, algún suceso, algo que hace que active nuestra memoria dormida y, de pronto, fluyan las imágenes como si fueran ayer mismo. Yo sigo pensando amigo, y, repito, de esto sabes tu mas que yo, que nuestro cerebro, nuestro magnifico cerebro, de alguna manera nos protege ante sucesos, hechos o... alguna partida traumática.

.- ¿Puedo hacerte una pregunta? ¿Os habéis visto? Porque yo en tu caso estaría impaciente por hacerlo.

  Hombre en verdad seria lo que procede. Es una verdadera ilusión y curiosidad, porque no. Ya veremos.

Una amiga, con un sentido artístico enorme, muy singular y un tanto especial me dijo una vez:

.- Si dos personas tienen que encontrarse ninguna de las dos podrán hacer nada para evitarlo. 

Y la verdad que no se que decir; voy a tener que empezar a pensar que va a llevar razón.