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lunes, 4 de junio de 2018

La vida, que a pesar de todo, es maravillosa.











Y mi hermano Carlos. Con un problema terrible, de los del día, desgraciadamente, y una recuperación increíble y un coste de sufrimiento y secuelas enorme...y que te hace pensar y pensar...y que todo se te mueve por dentro, y que te lleva a preguntarte que hacemos con nuestra vida, la única que tenemos, la única que vamos a tener y llegas a pensar que todo es un engaño, una tomadura de pelo y llegas a decirte que ya no más “”a ver si””, que ya lo hago sin más, y llegas a pensar, así, de pronto, que vivir es otra cosa, que vivir, de alguna manera es liberarse de convencionalismos, creencias, normas...que es estar con quien se quiera estar, creer en lo que se quiera creer, en encontrar la felicidad en los pequeños detalles...en tener suficientemente claro que lo que no hagas en un momento puede que no lo hagas nunca. Y te das cuenta de que la vida, al menos la mía, es la  Luz, los colores, lo que te rodea, el sentirte querido, la amistad, el trabajo... De cuanta “no verdad” se nos ha hecho creer que es la vida. Y te das cuenta que la ilusión, en lo que sea, incluso en la propia vida, es el motor que la mueve.

Hoy he leído la entrevista que le hacen a un psicólogo y escritor, en la que entre otras afirmaciones dice que “la vida es un chollo si no te creas unas necesidades vacuas”. Acaba de publicar un libro “Nada es tan terrible: la filosofía de los más fuertes y felices.”. Al parecer un manual “basado en la autoterapia cognitiva o del pensamiento.” Entre otras cosas defiende, según la psicología cognitiva, “que nuestro mundo emocional depende de nuestros pensamientos, de nuestra manera de ver el mundo, de nuestra filosofía personal”. Participo de ello, pero lo condiciono a la capacidad que pueda desarrollar el ser humano para liberarse, desengancharse, limpiarse de los estímulos, engaños, cantos de sirena, bombardeos de ideas de la propia sociedad de consumo y creencias en la que vive. En la entrevista que le hacen ya responde que no hace falta mucho para vivir felices o al menos, serenamente; la ausencia, la carencia del deseo, el conformismo con lo que se tiene...y eso lo dice, lo propone, lo plantea en una sociedad en la que el hombre se siente bombardeado con las ideas de que la felicidad pasa por tener y tener y cuando no por creencias tradicionales o atajos de iluminados con normas, cumplimientos que prometen son llave para su felicidad. Es natural que el ser humano acabe neurótico, inestable emocionalmente y acabe dando bandazos llenándose de artilugios que quedaron obsoletos a la vuelta de la esquina. Y volver a empezar.

Alguna vez había comentado que nosotros, en general, andamos, vivimos con orejeras, ya se sabe, esos artilugios que se colocan a los caballos para que solo vea el camino, el trayecto, unas orejeras que nos limitan nuestra mirada por el mundo en donde vivimos...o vegetamos. Se mira muy poco al cielo, como se aprecia muy poco los colores de la naturaleza en la que estamos. La anécdota que de vez en cuando cuento de mi madre, que me hizo ver, así, de pronto, todas las tonalidades de verde que nos ofrece la naturaleza.

.- Fijate, -me dijo, indicándome por la ventanilla del tren en el que íbamos a la frontera con Portugal,- fíjate la lista tan enorme de verdes que vemos desde aquí; van desde el amarillo hasta el marrón oscuro.” 

Se me quedó para siempre. Y hoy sigo fijándome en los colores de la naturaleza. A lo mejor por eso es mi color preferido. Y el cielo. Ya se que las iluminaciones de las ciudades impiden que podamos apreciar el inmenso cielo estrellado de una noche clara. Con mis hijos, en un rincón marinero donde veraneábamos, en la terraza, en el silencio de la noche, jugábamos a asignarle una estrella a cada uno de ellos. Más tarde, ya con mis nietas, lo volví a hacer. Espero que se le haya quedado como a mi los colores por la indicación de mi madre. En dos ocasiones he podido apreciar en plenitud el cielo estrellado, de rutilantes, incontables, maravillosas y fugaces estrellas. Tampoco se olvida ese espectáculo. Si, también eso, para mí, es vida. 

Le oí decir a una escritora americana, de la que hice su retrato a grafito en su día, que querría morir con sus recuerdos. Evidentemente se estaba refiriendo a esa terrible enfermedad que acaba despojándonos de nosotros mismos, de nuestro yo, que acaba convirtiéndonos en un vegetal...y yo me digo que quisiera morirme con la luz y todo los colores que ella nos da: los azules, los ocres, los verdes... antes de entrar en la oscuridad, que es para mi la muerte. La ausencia de todo color. Debe ser terrible.


Estoy de acuerdo con el psicólogo: la vida es maravillosa. Me lo repito a menudo y me sigo asombrando de todo lo que ella representa y nos depara

domingo, 3 de junio de 2018

De la brevedad de la vida...y mi amigo Pedro



Es verdad. Hace tiempo que no aparezco por aquí. Me lo decía una amiga, una querida amiga, siempre pendiente de un Nuevo comentario mío. Por eso estoy tratando de recuperarlo; temas y motivos hay para hacerlo. Y han ocurrido muchas cosas, entre ella la muerte precisamente de esa amiga, y quizás por ello la tardanza, la desgana, el alargar el tiempo. A veces da vértigo comprobar la de cosas que pueden ocurrir en tan corto periodo de tiempo. Ya se que cosas están ocurriendo permanentemente, pero me refiero a las próximas, las cercanas, las que, de una manera u otra pueden llegar a afectarte, a pensar, y a veces, además de pensar, a plantearte la vida. A pesar de ser tan evidente, vivimos sin pensar en la finitud de nuestra vida, de nuestra estancia por aquí. Y te das cuenta de que tampoco hay un razonamiento de los que pueda ocurrir.

Murió, también, mi amigo Pedro. Le vimos, le vi, como se moría poco a poco. Y también le vi luchar porque no ocurriera, aunque ya él me lo dijera: “Juan Adolfo a mi me queda como mucho un año de estar por aquí.” Y no se equivoco mucho. Formaba parte de nuestra tertulia. Fue un contertulio fuerte, preparado, ágil, con una gran memoria, fogoso, pasional...elevaba la discusión al límite; era de respuesta rápida. En ella, en la tertulia, en esas reuniones de los miércoles, se empezó a apreciar su deterioro, aunque no dejaba, no quería que se le notara lo más mínimo. Después, cuando solos él y yo, nos íbamos para casa, me lo decía, se sinceraba, creo que sentía la necesidad de sincerarse, de hablar de lo que estaba ocurriendo por dentro. “”Me están metiendo mierda en el cuerpo, Juan Adolfo. Y ahora me han dicho que tengo metástasis en el pulmón y en el hígado.” Y no sabía que decirle. ¿Que se le puede decir a un amigo que te dice que sabe que se está muriendo.? Y tú sabes que es verdad.

Nos inventamos una mini-tertulia; con ello pretendíamos quitarle un día de estar en casa. La pusimos los lunes; el miércoles era la de siempre la de todos, en esta sólo acudíamos, lo acordamos así, tres amigos. Cuando lo veíamos aparecer, vivía relativamente cerca de donde teníamos el encuentro, notábamos su color macilento, su andar con desgana y esa pérdida de vida que se ve, y claro que se ve, en su mirada. Pedía su café solo, “”por favor muy caliente””. Y se metía de lleno enseguida en el tema que estuviéramos debatiendo...y cambiaba, parecía Pedro.

Le acompañé en los últimos días de vida, bueno dos días antes de irse y me quedó una frase que recuerdo con mucha frecuencia. Ese día, como otros anteriores, estábamos sentados en una pequeña sala de estar. Yo en una butaca él en el sofá con la cabeza echada hacia atrás y los ojos cerrados. Yo hablaba y hablaba, hasta que pensé que podría molestarle tanta palabrería. Y se lo dije:

.- Pedro, me voy a ir ya porque te estoy molestando.

Seguía con los ojos cerrados. Y me contestó:

.- Por favor,  no te vayas, tú Palabra me consuela.

Pedro murió un par de días después. Se me fue un amigo, fuerte, joven, pasional, curioso...se me fue un amigo, que no es poco.

Según Seneca, quien mejor vive la vida es el sabio, recordando sabiamente el pasado, aprovechando el presente y disponiendo el futuro.

Probablemente, bueno seguro, ya me toca pensar en la brevedad de la vida. Parece que es cuando te das cuenta de que no queda ya mucho para marcharte, cuando empiezas a decirte que “”que corta es la vida””.

Sobre este tema tenemos textos que vienen a decirnos que, en cualquier época el hombre se ha hecho la misma pregunta y la misma reflexión sobre la vida. Tenemos a Seneca, con su “De la brevedad de la vida.”, Luis de Gongora con “De la brevedad engañosa de la vida” y Ocnos, de Luis Cernuda. Y hasta una Opera, “La vIda breve” de Falla.

De pronto aprecias que los días se han acelerado, que pasan a una velocidad de vértigo, los días, las semanas, los meses...Es como si el concepto del tiempo hubiera cambiado. Empiezas a enterarte que la vida es limitada, es mucho más breve de lo que tenías pensado y que, probablemente, no, seguro, no te dará tiempo a conocer, vivir, todo lo que siempre habías deseado. Como dejo dicho Cernuda en Ocnos “somos alcanzados por el tiempo y a partir de ahí nos sentimos obligados a contar con el.”

Y comienzan las reflexiones. En mi caso no reivindico una segunda oportunidad, pero sí que siendo la vida tan breve, se pierda el tiempo tan lamentablemente.

A mi amigo Pedro, le alcanzó el tiempo; se fue pronto.


viernes, 25 de mayo de 2018

Cosas mias...y de otros.







Tengo desde hace tiempo un par de carpetas, mejor cuadernos, grandotes, formato A4 quizás, de esos de anilla y papel cuadriculado, donde de vez en cuando, cuando se me ocurre alguna cosa, acudo a él a escribirla. Se me dirá que en estos tiempos utilizar lápiz y bolígrafo suena a antiguo a otros tiempos, pero que quieres que te diga, me gusta hacerlo así, me resulta más cercano, más natural...luego lo paso a los medios,  entre otras cosas porque si quiero que salga en mi blog no tengo más remedio. Bueno pues este escrito va de trozos, de retazos, de ideas surgidas en cualquier momento, de pensamientos leídos o escuchados que me han provocado los míos. Por supuesto que también tengo muchos de los escritos del blog, los completos, los terminados. Por supuesto también estos trozos, como yo le llamo, no tienen relación entre sí, incluso son pasados al cuaderno grandote tal cual se me ocurrieron. Son trozos, retazos, pensamientos recogidos en un tiempo; algunos son míos. Empezamos.



“”Vivimos en una sociedad de desvalidos, estamos en general desvalidos; niños desvalidos, jóvenes desvalidos, padres desvalidos, mayores desvalidos... Desvalidos ante la televisión, ante la pérdida de valores, de la publicidad avasalladora, invasiva, casi predadora...desvalidos ante leyes absurdas, contra natura y que nadie ha pedido desvalidos ante políticos  corruptos… ¿Que porcentaje de la sociedad actual ha pedido que una chica, menor de edad, que ha quedado embarazada, pueda abortar sin el conocimiento ni consentimiento de sus padres?.

“”¿Habéis visto en algún momento la manifestación del llamado “orgullo gay””? ¿Que tendrá que ver manifestarse por la defensa de unos derechos de igualdad con que lo hagan ridículamente disfrazados, rompiendo la más mínima guarda de las formas...echando por tierra lo que hayan podido conseguir.?””

“”Quédate con papa.
 Fue en uno de esos paseos matinales, de mantenimiento, como suelo llamarlos. Quédate con papá. Le oí decir a una señora de mediana edad, madurita que se dice por estos lares. Y la expresión parecía normal, de lo más normal del mundo, sino fuera porque solo veía a ella y al que suponía llamaba papa.  Este a su vez apremiaba “vamos, vamos”. Me paré porque no veía a nadie más...ni niño, ni joven...solo a un pequeño perro que miraba alternativamente a una y al otro. !!Era un perro.!!””

“”Decía alguien que la vida era “esencialmente hacerse””. La reflexión como norma para vivir, establecer prioridades. Se hace necesario conservar el dominio sobre uno mismo; evita ser absorbido por la sociedad. Es imprescindible ser dueño de uno mismo.””

“”La oí y la vi. Fue una saeta libre, espontánea, hermosa, directa...de un sentimiento enorme...de una persona de la calle. Era un chico joven. Y con su voz, con sus gestos, con su desgarro me llegó al corazón. Saeta. Era una saeta. Quizás por eso su nombre.””

“”Todas las señales apuntan a un cambio de época, pero ¿somos conscientes de este supuesto cambio? ¿Estamos preparados para lo que se nos avecina?...inteligencia artificial, robótica invasiva, deseo de inmortalidad... Hace mucho, una persona a quien recuerdo con mucha frecuencia, y echo de menos el no tenerla cerca, me decía: “La Humanidad suele moverse a golpes de pendulazos.”

“”Para el filósofo Eugenio Trías, del que sale un libro recogiendo sus principales artículos en prensa escrita, y pienso que para muchos más “la transformación es radical y altera valores, formas de vida, modos de ver y de vivir”. Y yo me sigo preguntando ¿estamos preparados para vivir sin valores? ¿se puede vivir sin valores? .y en el nihilismo?. Hubiera querido ver transformarse la pasión en amistad, como quieren los moralistas, pero ha sido en la indiferencia, por lo demás, lo más corriente.””

“”El impulsó, el deseo o la fuerza por nacer, salir a la vida, a través del recorrido por ella, debería ampliarse al deseo de irse de ella cuando se sienta acabado el camino.””

“”No sientes la urgencia por gozar en plenitud del tiempo que queda.””

“”Buscar una simple, pequeña libertad de vacaciones, de momentos libres. Toda vida bien ordenada debería tenerlos y quien no sabe crearlos no sabe vivir.

Practicar una libertad alternativa; las emociones, las ideas, los trabajos...deben ser interrumpidos y luego reanudados; la certidumbre de poder ahuyentarlos o llamarlos les quita toda posibilidad de tiranía, y a la persona todo sentimiento de servidumbre.””

- La única referencia que tiene el hombre es el mismo hombre. Estamos todos en el mismo barco, que no deja se dar vueltas y mas vueltas en un espacio de soledad impresionante.

.- Es este un mundo donde gran parte de el la normalidad es supervivir y la otra mitad vive una supervivencia en un consumo atroz sin preocupación, tan solo viviendo en la búsqueda del placer, de lo lúdico, de la superficialidad... 

.- A lo mejor, rebuscando en los dos, (en cada uno) encontremos un lugar, (zona, sitio), en el que podamos convivir.

.- Un día te despiertas y te das cuenta de que puedes vivir sin ello.

.- La duda que busca, que no se conforma, porque el Dios que vive en uno no es de madera. Me gustan los universos pequeños.

.- La llamada Semana Santa, y las controversias, los asombros y las cómplices miradas cuando uno dice que no entiende la Semana Santa, cuando dice que no comprende la Semana Santa, cuando dice que no sabe de Semana Santa.

.- Y no entiende imágenes como no sea desde el arte. No entiende de imágenes que se veneran, como no entiende de Cristos a los que se reverencian. Como escucho a un gran hombre "mi Dios no es de madera".

.- Me es imposible aceptar el espectáculo, la música, las voces, el griterío ... Entiende la Semana Santa, como otra cosa, que no tiene que nada que ver con tu verdad ni con la mía, ni con mi Dios ni con el tuyo, ni con mis dudas ni con tus certezas;  la Semana Santa es otra cosa. Pero no es de ahora, es de cuando quedarse de pie al paso de cualquier imagen era casi un sacrilegio.

.- No se porque hay tanta intervención humana en las cosas de Dios, como en las religiones, como en las creencias... Demasiada intervención del hombre.


Y hasta aquí...por ahora. No voy a decirte cuales de ellas son mías. Es mejor así.







jueves, 17 de mayo de 2018






 

De paseo un día cualquiera


Entro  en la Avenida después de dejar atrás la Puerta - Jerez.  Miro hacia atrás y me viene el recuerdo de cuando todo aquel entorno estaba abierto a toda  suerte de vehículos y que para tomar una fotografía de la fuente... tenia que esperar a un domingo cualquiera, a hora bien  temprana, para poder hacerla con el detalle que quería; así la he hecho yo. De siempre he paseado esa zona y, en verdad, poder hacerlo ahora sin ruidos de motores y sin humos... Como a la propia Avenida, convertida toda ella en peatonal, uniendo prácticamente el Puente de San Telmo con la Campana. Con la perspectiva de los días pasados hoy casi no se comprende como por ese entorno pudieron circular autobuses, ciclomotores  y todo tipo de vehículos en ambas direcciones. Como que, además, estuvieran establecidas varias paradas de autobuses, tanto al final de la Avenida, junto al Banco de España como en la plaza Nueva, convertida en una zona de humos y olores de combustible quemado y los taxis...Hoy el transporte ha quedado reducido al tranvía y al carril bici.

Entrar en la Avenida, para mi, es como entrar en un mundo especial. Casi todos nuestros sentidos se sienten afectados y vamos percibiendo colores, sonidos, olores... gentes variopintas... a nuestro paso

Tiene como fiel compañía a un perrillo pequeño, de ojos vivarachos, de pelaje corto y de color blanco,  y...abrigado con un chalequillo rojo, y que dormita o descansa, no se sabe con certeza, apoyada su barbilla en sus dos patas delanteras y èl mismo en una alfombrilla, al parecer atento a lo que con tanta seriedad realiza su ama; toca el acordeón, un gran acordeón de color rojo, sentada en un pequeño taburete y apoyada en la pared del Edificio Coliseo. A sus pies un pequeño cestillo  por si, los que pasan, quieren tener alguna caridad en forma de moneda. Mueve el acordeón con dignidad, con seriedad y diría que casi con profesionalidad, con los ojos perdidos no se sabe donde. A veces se acompaña de su propia voz. Tiene el pelo negro y rizado y una  figura sin señales de pasar necesidades alimentarias, muy al contrario. En cuanto  al manejo del acordeón... tengo que decir que desafina con una habilidad digna de mejor aprecio, pero ella como si nada, a lo suyo que es tocar canciones conocidas que, en manos de ellas casi dejan de serlo. Por su constancia merece la caridad.

El acordeón, como otros instrumentos musicales, siempre me llamo la atención; lo que pasa es que lo relaciono siempre con canciones francesas o con temas de tango. Claro que para el tango como su hermano ¿Pequeño? el bandoneón... ninguno. Pero ninguno como el violín como instrumento con sensibilidad; con el se me han caído  algunas lagrimas mas de una vez al escucharlo cuando era solo un pequeño adolescente. Claro que, un buen acordeón bien tocado es digno de ser escuchado, como ocurría mas adelante, pero no ya en la Avenida sino en Sierpes, en la calle Sierpes, otra vía mágica  para mi. En esta ocasión se trataba de un chico joven que tocaba un acordeón impresionante, yo diría que de orquesta, si es que los hay, del que salían notas, acordes, melodías maravillosamente tocadas, difíciles, complicadas, resueltas magníficamente con una gran maestría. No se podía evitar pararse a escucharlo y verlo, porque verlo tocar aquel instrumento lleno de teclas y botones ya era un espectáculo. Estaba claro que no se trataba de un aficionado mas callejero que tocaba sin mas fin que el de ganarse el pan del día, tocaba poniendo su alma en ello. estaba muy por encima de ello. No podías evitar pararte a escuchar las notas, las melodías que salían rítmicamente, con su medida exacta y con la armonía correcta. Eran músicas conocidas pero especialmente por su ritmo. A mi recordaron músicas eslavas, rusas, polacas. Tocaba con una tal concentración que cuando la música terminaba parecía como agotado, necesitado de reponer fuerzas. En un descanso mas largo me fui. Y me fui con una duda ¿era ciego?

Continuo mi paseo y a la altura del Archivo de Indias, en la acera de enfrente, justo en la fachada del edificio de Correos suena una guitarra. Es uno de los personajes de la Avenida que mas me fascinan. No llega a hombre-orquesta pero casi. Toca la guitarra, jazz duro, acompañado de una armónica colgada al cuello, situada a la altura de la boca y se acompaña con unos cascabeles atados en su pierna derecha, a la altura del tobillo, que suena al compás de sus movimientos. Pero lo mas destacable y digno de mencionar es que, a veces, para pulsar las cuerdas en los trastes del diapasón, lo hace con el envase de cristal de una cerveza. Llama la atención no cabe duda y muy pocos son los turistas que no se paran a escucharlo. Suena muy bien y prácticamente le he seguido casi desde que se decidió a tocar en la calle. Para mi que es autóctono, vamos vecino de Sevilla. Poco a poco ha ido haciéndose un hueco y poco a poco ha sabido organizarse, pero siempre en la Avenida; incluso ya vende discos de su música. 

Pero la guitarra tiene mas representación en la Avenida, aunque en este caso, en su entorno próximo y también a una hora concreta y en un sitio concreto: la caída de la tarde y junto a los muros del Alcázar frente al monumento de la Inmaculada. Acordes de flamenco salidos de una buena guitarra a la que se ha agregado un amplificador que en el principio de una noche cualquiera suenan a gloria, si es que la gloria tiene algún sonido. Guitarra y tocaor forman un todo cercano, dejando en el aire los sonidos de las cuerdas de la guitarra acariciadas con delicadeza, casi con respeto, con el mismo respeto que me inspira cuando me paro a escucharlos.

Siguiendo mi paseo ya estoy a la altura de la Catedral y los turistas fotografiando su fachada. 

jueves, 1 de febrero de 2018

EPICURO Y LA FELICDAD












Raro es el día que no recibe uno algún “”guasa””, que nos de consejos sobre cómo podemos y debemos ser felices. No sabemos quién lo ha escrito ni pensado, ni que fuerza moral tiene para todos esos pensamientos que pretenden convencernos de que nos levantemos todas las mañanas haciéndonos el propósito de ser felices. Me imagino una escena cualquiera de alguien que le ha despertado una alarma precisamente cuando estaba en el mejor de los sueños, que tarda en darse cuenta incluso que esta de pie y que ni siquiera sabe como ha llegado a la ducha. Con una voz que le aprieta diciéndole “date prisa cariño que llegamos tarde, que hay que dejar a los niños”l, que después dejará a su compañera y que por fin el se incorporara a su trabajo y del que no parara hasta que llegue la hora de salida. Solo le ha dado tiempo para llevar a cabo todas esas acciones que, si no fuera porque se han convertido en rutinas, se le haría la cosa poco menos que imposible. Y si es el caso de una pareja mayor, sin obligaciones ya ni de niños ni de trabajo, empezará el día con el esfuerzo de intentar levantarse de la cama sin dolor alguno, no teniendo ni idea de que va a hacer este día porque no lo recuerda. Se encontrará con su mujer de toda la vida, buenos días, y cuando ya sus órganos vitales se hayan puesto en marcha, irá al baño, se duchará, se arreglará y empezará a prepararse el desayuno para el solo, porque igual su mujer continuará con su rutina de desayunar en el bar de la esquina. Y no se acordara de que hoy era el santo de su amigo Manolo, como tampoco se acordó de recordarse que fuera feliz este día. Son muy osados los que van escribiendo sentencias morales por esas redes de Dios, bueno de lo que sea, o ingenuos si piensan que los hornos están para bollos, tanto como para ponerse a decir todas las mañanas: Hoy voy a ser feliz.

Y mira que hay motivos para alegrarnos. La esperanza de vida se ha multiplicado por dos a lo largo de los últimos 100 años. En 1900 la esperanza de vida global no superaba los 40 años. La gente moría por desnutrición, infecciones y violencia. No obstante los que conseguían librarse de estas penalidades su esperanza de vida se movía entre los 70 y 80 años. Y no eran considerados raros. Galileo Galilei murió a los 77 años, Isaac Newton a los 84 y Miguel Ángel a los 88 y ello sin vacunas, ni antibióticos, ni siquiera trasplante. Parece ser que la medicina moderna, en verdad, no ha alargado la vida “natural” del ser humano. Si ha conseguido erradicar la muerte prematura y en gran medida las infecciones. En verdad la esperanza de vida se está alargando en la actualidad, pero con la contribución, de la higiene, la educación y la erradicación de las famosas plagas infecciosas.

Y se habla ya de que el hombre podrá alcanzar los 150 años de vida de aquí a no muchos años.

Según leo por esos mundos de la ciencia, parece que se está pretendiendo la inmortalidad. De hecho y, como un ejemplo de ello, el gigante Google ha creado una sociedad, empresa o lo que sea, Calico se llama, dedicada precisamente a ello. Al frente de esa empresa han puesto a un investigador puntero y cuyo nombre no recuerdo. Igual pretenden los fundadores, Sergio Brinn y Larry Page, convertirse en inmortales y mantenernos controlados por los siglos de los siglos. Amen. El dinero destinado a ello no es precisamente calderilla. Se habla de 2500 millones de dólares. Al parecer van en serio. Por otro lado la Comunidad Europea ha dedicado 1000 millones de euros a un proyecto consistente en conseguir pasar a un disco duro de un ordenador el contenido de una mente humana. Y por ahí andan, porque la última “hazaña” científica ha consistido en conseguir imágenes de un cerebro humano; y en placas como cualquier prueba de resonancia magnética. Bueno, la penúltima, porque hemos tenido noticia de que han conseguido clonar a dos monos. ¿ Nos harán felices la consecución de todos esos proyectos.? 


En la antigua Grecia, el filósofo Epicuro, afirmaba “” que adorar a los dioses era una pérdida de tiempo, que no hay existencia después de la muerte y que la felicidad es el único propósito del hombre.”” Para Epicuro la búsqueda de la felicidad era un objetivo personal. En un tiempo los pensamientos  de Epicuro fueron rechazados en gran parte del mundo conocido. Sin embargo está tomando valor en estos momentos que corren. Muchos creyentes prefieren la felicidad en la mano que la supuesta felicidad en una supuesta otra vida. 

A ls vista de lo que se está viendo, da la impresión de que los gobiernos pretenden que seamos felices. Los gobiernos y el escandaloso, buscado, y conseguido Mercado de consumo, porque, en verdad, no se nos ha educado para ser felices. Las escuelas, los colegios, preparan a sus alumnos para que sean buenos matemáticos, conozcan su historia, el mundo en que habitan, lenguas distintas, letras...pero no son educados para ser felices. Nadie les habla de la felicidad. Pero ya se encarga el mercado de consumo en intentar conseguirlo, solo que insatisfactoriamente; nos hacen ser felices con sus numerosos “juguetes electrónicos”,  con fecha de caducidad y obsolescencia, para que sigamos adquiriendo juguetes y sigamos siendo felices. Y lo ha conseguido; ha conseguido que el ser humano humille permanentemente la cabeza, desarrolle el uso del “dedito” y sea feliz con los “guasas”, con los “amigos” que no ve y con los “profundos” pensamientos dichos en 140 caracteres. Han conseguido que se tenga la misma opinión, que no se sea capaz de leer más de dos frases seguidas y vivir en un mundo digital que, ya lo dijo Einstein, nos lleva a la estupidez. Observar a matrimonios que se sientan en un restaurante y cada uno se prepara con su correspondiente móvil... es ¿una aberración? o comprobar, como este pasado verano, como chicos de 13 o 14 años, todos, TODOS, estaban concentrados con sus smarphon, sin hablarse, ? 

Otro filósofo, pero actual, el inglés Jeremy Bentham, declaró que el bien supremo “ es la mayor felicidad para el mayor número “, llegando a la conclusión de que el único objetivo digno del Estado, el mercado y la comunidad científica es “aumentar la felicidad global”. A mi parecer creo que lo que hacen esos tres estamentos, más que interesarse por esa felicidad global, es entretenernos, tenernos entretenidos, engañados/enganchados con cada vez más sofisticados aparatos electrónicos con los que pretenden hacernos creer que somos libres y felices.

Yo no participo de esa idea del filósofo inglés de una felicidad global. Los avances, en la erradicación de hambrunas, los avances en medicina, la extensión del acceso a bienes de consumo... el llamado estado del bienestar....las pensiones, la seguridad social..., no creo que haya traído la felicidad al ser humano.

En 1976 la Declaración de independencia de Estados Unidos, establecieron el derecho a la”búsqueda” de la felicidad junto con el derecho a la vida y la libertad. Pero solo el derecho a que pudieras buscarte el derecho a ser feliz; no al derecho a ser feliz.

Ningún político tiene derecho a prometer, en ese afán por arañar votos como sea para su partido, la felicidad a nadie. La felicidad creo que es un estado personal. Cuando Epicuro definió la felicidad advirtió a sus discípulos que “había que trabajar con ahinco”. Aunque los logros materiales por sí solos no nos satisfarán por mucho tiempo. Al parecer había llegado a la idea de que la felicidad no se alcanza fácilmente. A pesar de todos los logros alcanzados en las últimas décadas, a pesar de la mayor tasa de prosperidad y confort, la tasa de suicidios en el mundo desarrollado es mucho más elevada que en las sociedades tradicionales. Da la impresión de que Epicuro tenía razón, conseguir la felicidad es más difícil que abolir injusticias y conseguir nuevos derechos.

Nota: parte de los datos aportados en este artículo provienen del libro HOMO DEUS, el que continúa al escrito en su día,HOMO SAPIENS, ambos por Yuval Noah Harari,  Profesor de Historia en la Universidad Hebrea de Jerusalén.








FENOMENOS PARAPSICOLOGICOS, EL PADRE PILON Y OTRAS CURIOSIDADES.








“Cuando un viejo muere, muere una biblioteca”.  No se dónde lo leí.
Rudyard Kipling lo explica: cuando fue, de chiquillo, a entrevistar a Mark Twain, vio que el escritor se dejaba la pipa de mar que fumaba, y sintió que podía robársela, pero R.K. dejo la pipa. Para algunos indios americanos, pensó, si le robas a alguien un objeto te llevas con él su alma.
  
   En una tribu africana, se cuenta en un pequeño libro de Antropología que guardo por ahí, que cuando alguien muere, no se considera que ha fallecido, sino que pasa a formar parte de los “muertos vivientes” mientras perviva el recuerdo de su nombre, vamos mientras se le recuerde y se hable de él. Cuando su nombre pasa al olvido es cuando se acepta que realmente ha fallecido. Sobe esto se suele decir que nadie ha muerto de verdad mientras haya alguien que le recuerde.

   ¿Tienen las cosas alma? ¿acaban las cosas que usamos constantemente durante años teniendo algo nuestro?

   El Padre Pilón, jesuita, era un especialista en temas esotéricos, parapsicológicos, hechos inexplicables,… eso que el habla de la calle llama, denomina, misterios.
  
   Del Padre Pilón se cuentan anécdotas, comentarios…de los que alguno de ellos le oí decir por televisión: “De alguna manera una butaca usada durante años por una misma persona acaba quedándose con algo de ella.” Y también le oí decir que “todo lo que ocurre, ocurre de tejas para abajo”.
   
   Oscar González Quevedo, también jesuita, estudioso asimismo de estos temas, creó la primera Cátedra de Parapsicología en Brasilia. Mantuve correspondencia con él, aunque desgraciadamente para mi muy corta. Escribió varios libros sobre todo esto, “El rostro oculto de la mente” es uno de ellos, que conservo,  pero en especial destaco uno, que también tengo en mi biblioteca, que  me resulto interesantísimo. En el recoge el ExPadre Oscar Quevedo, dejo la Compañía de Jesús, al parecer por la edición de un tratado sobre el demonio que había escrito, creo recordar, aunque no tengo los datos exactos, una serie de casos, hechos, supuestos o como quiera llamarse, completamente documentados, sobre sucedidos asimismo completamente inexplicables pero que han sucedido. La fiabilidad de esos casos que describe el jesuita esta en que detalla, en muchos de ellos, la universidad donde se hicieron las pruebas y numero del expediente donde constan las mismas. Es decir, puede comprobarse. El libro, además de interesante, es extenso  en casos, que desde la  normalidad de nuestra rutina diaria y nuestra visión del mundo que nos rodea  sobre lo que nos están explicando, los englobamos como hechos extraños…en algunos casos, en otros somos escépticos, directamente no nos lo creemos. De todos ellos me quede con tres sucedidos, que al menos en uno de ellos, hubo explicación. Uno de ellos trataba de una mujer, casada, su marido piloto naval, en ese momento embarcado, que estaba leyendo en la cama justo antes de dormir, y que, en un momento dado levanta la vista y ve a su marido, vestido de uniforme a los pies de la cama. ¿Qué haces aquí? ¿cuándo has llegado? Le dijo asombrada porque sabía que estaba en la mar. En ese momento la imagen del marido desapareció. Aunque parezca raro no le dio importancia pensando que se había quedado dormida y se trataba de un sueño. Al día siguiente le comunicaron que su marido había muerto junto con todos los tripulantes al naufragar el mercante donde iba. Otro de los casos estaba protagonizado por una niña de corta edad que era capaz de mantener una conversación en cualquier idioma. Como era de esperar la niña fue estudiada una y otra vez, se hicieron conjeturas sobre unos supuestos poderes de la niña…hasta que se consiguió poder llevarla a un departamento especializado de la Universidad donde vivía para poder estudiarla con más detalle. Después de múltiples pruebas a alguien se le ocurrió “tapar”, cubrir, a la niña con una campana de cristal de gran grosor…y la niña dejo de hablar idiomas. Al parecer la niña disponía de una potente fuerza mental que hacía que de alguna manera “entrase” en la mente del interlocutor de turno y captase su lenguaje. Mas o menos esa es la explicación que dieron, que consta en los expedientes de aquella Universidad y que leí, que yo recuerde. Hay otro caso de otra niña, que no se recoge en el libro que cito, pero que muestra como en un porcentaje alto de estos “misterios”, tienen de alguna manera, una explicación. El caso era que en la casa donde vivía la niña se producían unos llamados “fenómenos” paranormales; se abrían y cerraban puertas, se fundían lámparas…y alguna cosa mas. Se daba por supuesto que la casa estaba “encantada”. Como ocurre también en muchos de estos casos se procedió a estudiar la vivienda por medio de un equipo de parapsicólogos. Y como suele ocurrir también en estos casos, no había casa encantada ni fantasmas juguetones, se trataba de la niña. Cualquier enfado o contrariedad de la niña daba lugar a todos esos fenómenos. Como en otros muchos casos, se trataba de la mente humana. Y no quiero dejar de contar el tercer sucedido que elegí del libro del exjesuita Oscar González Quevedo. Este era-fue un caso curiosísimo, que demuestra una vez más la fuerza y el poder de la mente humana, de los que todavía, aun, no se tiene conocimiento del porqué. Se trataba del conocido submarino nuclear americano “Nautilus”. En el primer viaje-navegación que hizo el Nautilus, se le encomendaron una serie de pruebas entre las que se encontraba comprobar su comunicación con la base, en un puerto de los EE.UU., a su paso por las aguas del Polo Norte, pero lo interesante no era solo eso, ya que además de comprobar esa comunicación tecnológica del submarino, también se quería comprobar la comunicación mental mediante “médiums”. Para ello, y como parte de la tripulación, iba un llamado “médium” que intentaría comunicarse con otro “médium” en la base   justo cuando la nave pasase por debajo de dicho Polo. La comunicación se llevó a cabo y…llego antes la del médium. Son datos recogidos en documentos y escritos sobre este primer viaje del primer submarino nuclear americano.

   Por puro afán de conocimiento, leo bastante, que no estudio, no tengo estudios sobre ello, sobre neurociencia, a través de libros de divulgación sobre esta ciencia, voy conociendo algo de nuestro maravilloso cerebro del que se va sabiendo mucho su porqué pero no el cómo. Casi todos los libros que he leído acaban diciendo lo mismo; no sabemos cómo funciona el cerebro.

   Uno de los últimos libros leídos/estudiados, trata sobre las Alucinaciones, del Dr. Oliver Sacks, fallecido no hace mucho, autor como muchos de los libros que tengo sobre esta ciencia. En este estudio no solo describe las causas y manifestaciones de esta enfermedad, relacionada de alguna manera con la esquizofrenia y la demencia, sino que además describe algunos casos de su clínica. Concretamente el de una paciente que cuando ya estaba acostada, leyendo, veía a los pies de su cama a personas paseando. Parece, en principio, que puede tener alguna relación con los casos relacionados en el libro de sucedidos descrito mas arriba. No se trataría de  ningún fenómeno parapsicológico, sino de una enfemedad mental, en principio. Sobre este tema de alucinaciones, apariciones, visiones, tuve una experiencia este verano, que precisamente acababa de leer el libro Alucinaciones, con una amiga de mi mujer, que de manera informal hablando del libro que acababa de leer me dijo, asi, sin mas, de pronto: “”Yo veo todos los días a Paco, mi marido.” A veces le tengo que decir, ya está bien, para que me deje tranquila. ”” A pesar de lo que había leído, de lo que ya conocía sobre las alucinaciones, me cogió sin saber que decir. Pero me dijo más; “”yo veo a mis amigos muertos por la calle.””. Y lo decía con la mayor naturalidad, sin darle mayor importancia, como si el hecho de decir que ve uno a sus amigos muertos por la calle fuese lo más natural del mundo. Era evidente que se trataba de una enferma y que en  ningún caso tenía que ver con fenómeno parapsicológico. Pero aún tengo otro caso y este personal. Se trata de  mi hermano Carlos. En este fin de verano pasado tuvo que ser ingresado en la UCI, resultado de secuelas producidas por la quimio aplicada a un tumor. Tenía los pulmones sin funcionar, los riñones casi y el corazón agotado. Cuando me tocó el turno de verlo, en ese momento no le habían aplicado aun una inyección de aire a los pulmones, que luego le salvaría, en un momento dado me dijo: “”Mama ha estado aquí” y me señalaba justo a su lado, “”y me ha dicho que no me preocupe, que todo ira bien.”” Lo decía totalmente convencido. Tenía alucinaciones; a su cerebro no le estaba llegando suficiente oxigeno por sus pulmones en mal estado. O puede haber alguna enfermedad mental añadida. En este caso tampoco creo se pueda hablar de fenómeno parapsicológico.

  1. Sobre estos llamados misterios paranormales, milagros, escuchas, sonidos…me quedo con lo que dijo el jesuita Padre Pilón en su día en la televisión: “”Todo lo que ocurre ocurre de tejas para abajo.””


Facebook, WatsApp y 140 caracteres.













   


Hoy día, actualmente, en el siglo XXI, el tiempo de los correos electrónicos, de los tuiteros, de los guasas y demás de las llamadas redes sociales, que en verdad sí que lo son, porque bien que “”enredan””, sigo recibiendo por parte de una amiga, desde hace más de 45 años, una epístola, una carta por mi onomástica, y otra por Navidad. A destacar no sólo la fidelidad a la amistad sino a la carta como forma de comunicación. (Hace unos días me llamo por teléfono pidiéndome consejos para incorporarse a los “”guasas””, como manera, forma de estar más al tanto.) yo también he sido usuario del medio epistolar, me gustaba ese medio, lo sentía como una manera de “estar” más próximo con la persona a la que escribía. 

   Recuerdo haber empezado desde muy joven. En verdad era el único medio de comunicación “a distancia” entonces; el telefónico estaba aún en pañales. Y creo recordar que fue con una amiga de Madrid, que “encontré” en las páginas finales de las revistas de entonces, en el que se solicitaba tener correspondencia “con chicos y chicas de la misma edad solo como amistad”. Por supuesto que las cartas tardaban en recibirlas, pero era evidente la ilusión con que esperabas la llegada del cartero con un sobre a tu nombre. Era entonces el medio normal de comunicación entre personas. Pero no sólo de comunicación ya que había casos en que se mantenía una larga correspondencia y en la que se intercambiaba ideas, opiniones… Durante mucho tiempo, ya pasado en bastantes años, la adolescencia, mantuve una de esas correspondencia, de la que aún guardo escogidas, muchas de aquellas cartas. 

   Era, el momento, el tiempo de escribir un momento de unión con la otra persona, un momento de salir, brotar las ideas de lo que querías decir, de lo que querías contar o de lo que querías rebatir. Daba la impresión de que todo, pensamiento, mano, pluma y papel formaban un todo. El ir “viendo” escritas tus ideas facilitaba, incentivaba a que fueran surgiendo más.

   Yo siempre escribí con pluma “”gorda de punta gruesa”” y me gustaba cambiar, jugar con el color de la tinta; azul, negra, morada…pero siempre con pluma. Hoy conservo una colección de ellas aunque en general siempre escribía, y sigo haciéndolo, con una en concreto. Y ya estaban en el mercado los conocidos “bolis”. Restaron algo de protagonismo a mis queridas plumas. Empezaba a priorizar el sentido práctico y la inmediatez; un boli lo usabas, lo gastabas y se tiraba. No requería el cuido, la limpieza y el tenerlo que rellenar de tinta de tanto en tanto como la pluma. Y ya no fue parar la aparición de artilugios gráficos, algunos de muy buena calidad y que también conservo por mi afición a la cosa gráfica.

   Y lo mismo que la pluma fue sustituida por bolis, con la aparición de internet, la carta, la epístola, fue cambiada, mutada, transformada en lo que se denominó entonces y así se sigue llamando, el “”correo electrónico””, que no “”carta electrónica”, que parecería más acorde. Y para mí se perdió “algo” de ese encanto de ir viendo cómo escribes sobre el papel, en la tinta preferida, las ideas, los pensamientos que se te van viniendo a la cabeza. Ahora mismo escribo estas letras a través de un medio electrónico, que me permite elegir tipo de letra, color, separación de líneas, tipo de carta y…con corrector ortográfico. Menos mal que me permite mantener mis ideas y pensamientos. Y la carta “normal”, la nacida de mano y pluma, prácticamente ha desaparecido…con las excepciones que pueda haber como es el caso de mi amiga y yo mismo, pues no me resisto en contestarle en el “formato manual”.

   Se viene diciendo y yo suelo estar de acuerdo, que una de las características de este momento, es la rapidez, la prisa, la inmediatez . Y parece que no tiene límites. Muchas cosas, muchos actos, muchos comportamientos se viene midiendo en tiempo, no en calidad, en belleza, en serenidad…no, en tiempo. Cada vez se quiere hacer todo en menos tiempo y parece que eso es lo ideal. Y como no,  ha llegado a la comunicación y a la comunicación entre seres humanos. Primero fue la tradicional y querida carta de papel y sello, después la tecnológica carta “correo electrónico” y ya estamos en un medio que te da 140 caracteres o en otro donde hablas, chateas, de manera inmediata. Se ha ido reduciendo tiempo pero mucho peor ideas, expresiones, pensamientos, … Ya no se precisa exponer nada, ni ocupar espacio razonando, tres frases, o cuatro o las que sea y sino 140 caracteres máximo.

   En estos días he leído en las hojas culturales de un periódico, que ha salido a la venta  un libro que trata de las cartas de amor que se intercambiaron compositores conocidos con sus amadas, probablemente las que en algún momento fueron musas de sus composiciones. Si fuera posible interpolar, trasladar esa “comunicación, ese medio” con los de ahora, no quiero ni imaginármelo utilizando Facebook, “Guaseando” o reduciendo todo su amor a 140 caracteres.