Acaba de tomar un color azul precioso y el blanco de los barcos de pesca, que esperan la salida en la madrugada, se van tiñendo de un naranja suave, apastelado, prestado por el sol que se nos va. Ocurre todos los dias sobre las ocho de la tarde, y el segundo catamaran acaba de pasar delante de mi, majestuoso, con sus velas blancas desplegadas surcando el agua con una gran delicadeza. A la derecha puedo apreciar los grandes buques de carga esperando que el Practico de Huelva le lleva a Puerto y mas allá Mazagón, un rincon veraniego, recoleto, familiar y con un gran encanto en los meses de invierno... a la izquierda casi puedo imaginarme tierras de Portugal: es lo que veo desde mi terraza, es la ria de Punta Umbria (Huelva). Está orientada, en una linea imaginaria, de este a oeste, desde Mazagon a... hasta donde llega mi vista y está casi cubierta de esbeltos barcos de pesca, barcos de pesca que no estaran cuando me levante por la mañana porque habran salido a faenar en busca del pescado del dia o de la almeja. Frente a mi, justo frente a mi, el Monumento a la Hispanidad ubicado en La Rabida, un poco a la izquierda el monumento a Colon, que esculpio una escultora americana, mirando a la ria desde donde salio un dia lleno de ilusiones y que aparecen como puestos especialmente sobre una franja de marismas y pinares, y en estos dias de verano, el amanecer hermoso y cercano, el amanecer en la ria, al que algunas mañanas me asomo.
Y el puerto pesquero. Es un espectaculo ver diariamente a los pesqueros, grandes y pequeños, repostar combustible, abastecerse del costo antes de irse a la mar, incorporar sus redes una vez reparadas y... los atraques en el muelle y la llegada de la mar, que la Lonja anuncia con una sirena, para la venta de lo pescado. Y los rederos, que repasan las redes a todas prisa para tenerlas disponibles cuanto antes para volver a la mar. Todo con movimientos aparentemente rutinarios pero constante y sereno. Es un paisaje vivo y permanente. Y ya en la tarde, antes de que el sol empiece a decaer, el fondeado de los barcos a lo largo de la ria que contribuyen aun mas, si es posible, a poner mas colorido.
Y la noche, la noche en la ria se convietrte en un reflejo de luces, recogidas desde toda la franja verde del horizonte; del puerto de Huelva, de su ciudad, de La Rabida, de todo el Polo Industrial y como no de Mazagón, juego de luces refloejadas que la ria acoge como suyas y que la hace en ese momento misteriosa y atractiva. La franja verde de marismas y pinares del dias se conv ierte de noche en algo parecido a una feria, una feria doblemente reflejada en unas aguas que suben o bajan segun las mareas.
El verano se acaba; agosto en su segunda quincena, ya empieza a dejar señales de humedad y los atarcederes te piden alguna que otra vez, alguna prenda de mas abrigo. La vuelta al cole de los niños y las incorporaciones al trabajo, van dejando huecos y nuevos espacios, y el ruido y bullicio de hace solo unos dias, va dejando paso, poco a poco, a la quietud, casi al silencio hermoso, y sobre la ria el run run de los barcos al mecerse sobre las aguas. Aparecen entonces otros colores, otros sonidos y otros amaneceres; el sol se desplaza mas al este y, quizas cansado del verano, aparece mas agachado, con menos fortaleza, pero que hace que por mis ventanas entre, casi con descaro hasta el fondo de la casa.
Llegó por fin mi tiempo.
2 comentarios:
Vaya hombre, por fin, que cada vez haces menos y cuando haces me sale con este cuentecito de Navidad. ¿De verdad no hay otra cosa que decir?. Muy bonito, mmuy veraniego, muy... cursi.
Marvilloso pintor de plumilla.
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