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domingo, 19 de mayo de 2013






    La taquicardia de mi Cuco y el Jueves.

 





No se porque pero creo que mi cuco tiene taquicardia. Que tenia que llevarlo al otorrino lo tenia claro, aunque, aun así, todavía no lo he llevado y ahí anda con una ronquera que da pena oírlo, pero lo de la taquicardia…. y lo he sabido por casualidad, lo de la taquicardia; ya sabemos que médicos de cuco de cabecera quedan pocos. Fue en uno de esos momentos en que le subo sus piñas para que pueda ir tirando del tiempo, y que también aprovecho para verlo mover su pendulillo jacarandoso, cuando percibí como un conato de paro: un casi imperceptible principio de paro pendular, pero que quedaba en eso en conato; después  seguía tan alegre como siempre. La edad no perdona y soy consciente de ello. Por eso cuando le llega el momento de mover sus cadenillas para subir las pesas lo hago siempre con un cuidado y una delicadeza extrema, y es que está ya muy sensible, quizás, creo yo, delicadito; si no son las pesas al subirlas es el imperceptible desplazamiento, involuntario por mi parte,  de su posición... Por lo demás está muy bien, sigue con su puntualidad y marcando las horas cuando corresponde. Y fuera parte de esos detallitos, tan alegre como siempre, alegría que me transmite. A veces pienso como algo tan pequeño, tan humildito, tan poca cosa, aporta tanta vida ... a un frío rincón de una sala. Pero es que es así. A ver si en unos días lo llevo a que le curen la ronquera, porque lo de la taquicardia para mí que más vale dejarlo así.

Este jueves pasado me llegue a la calle Feria, la calle que, precisamente ese día de la semana, se convierte en un simulacro de mercado, en un mercadillo ordenadamente desordenado, en el que se vende, y casi puedes encontrar, de todo. Me gusta pasearlo, con bastante dificultad por cierto, de vez en cuando. Si algo llama la atención es la variedad en las ofertas, tanto en lo que se vende como en los que venden. Es un mundo variopinto, temporal, de un día, mejor de unas horas, que se monta, se crea  y se exponen cosas, trastos, restos, deshechos... un mundo de juguete, infantil, en el que en un trozo de tela, una plancha de madera, la misma acera,  sirve, como un juego infantil, como mis nietas en la playa vendiendo conchenas pintadas y las de patatas fritas, para  montar un mercadillo propio. Un mercadillo de cosas que de nuevo toman valor cuando hacia tiempo habían sido desahuciadas; un vaso, un marco, una vieja guitarra, una plancha vieja y llena de herrumbre, restos de colecciones... de lo que sea... de pesas, de libros, de...  unos zapatos, que casi te obligan a pensar por donde habrán andado, quien los habrá usado, como han llegado allí y si los comprara alguien. Cuadros de vírgenes, de toreros... marcos antiguos a juego con sus laminas, azulejos, objetos de cristal, Niños Jesús... radios antiguas, que tanto me gustan, muñecas rotas con sus miradas inexpresivas, candelabros.. y la gente, la gente que, se para, regatea, encuentra aquel tornillo que le faltaba a su viejo y obsoleto aparato, que mira, que comenta, que se asombra, que le trae recuerdos en algo que ve. Demasiadas cosas sin valor aparente y que uno se pregunta a quien le puede interesar. Da que pensar como cosas que han sido dadas por inservibles, obsoletas, encuentran sitio preferente en el puestecillo montado. Y ropa y juguetes., juguetes de madera... Pero a mi me gusta ir a una pequeña plaza en la que se agrupan puestos de "antigüedades", me parece una zona interesante, y quizás mas seria. Iba buscando un marco dorado viejo, de pequeño tamaño y un llamador, un llamador de puerta, de esos que suelen venir representados por una mano, generalmente femenina, que coge una bola, que es la que golpea cuando se llama. Los marcos no eran del tamaño que quería y el llamador, que lo encontré, estaba muy deteriorado, así que me puse a mirar y, al rato, me encontré delante de un puesto que, entre otras cosas interesantes, vendía campanas. Las había de distintos tamaños y de distinto material. "Es una reproducción; pero esta muy bien hecha." Le decía un señor mayor al que estaba al frente del puesto. "Aquella es tipo barco" y es original; suena muy bien". Yo le escuchaba muy atento, siempre me han interesado el mundo de las campanas. "¿Sabe usted de campanas?" le pregunte. Si, tengo una buena colección de ellas pero es que ademas yo he sido el ultimo "campanero" de las campanas de la Giralda. Desde que me jubile no se ha contratado a nadie." No hice ningún comentario, pero pensé que también es casualidad encontrarme con el que fue la ultima persona que cuidaba de las campanas de la Giralda.

Desde luego puedo asegurar que en "el jueves", con un poco de suerte puedes encontrar de todo, incluso "el ultimo campanero de la Giralda".

2 comentarios:

Jara dijo...

Hola mi querido amigo...Da gusto leerte, y meditar en la sensibilidad con la que miras y hablas de las pequeñas cosas, de esas que pasan desapercibidas para la mayoría, pero que en definitiva son las que pueden llenar una vida, o hacernos sentir cariño por un reloj de cuco que ni siquiera conocemos...Quizás por eso te merezcas encontrar en ese mercadillo esos personajes tan interesantes...

Jara dijo...

Hola mi querido amigo...Da gusto leerte, y meditar en la sensibilidad con la que miras y hablas de las pequeñas cosas, de esas que pasan desapercibidas para la mayoría, pero que en definitiva son las que pueden llenar una vida, o hacernos sentir cariño por un reloj de cuco que ni siquiera conocemos...Quizás por eso te merezcas encontrar en ese mercadillo esos personajes tan interesantes...