La taquicardia de mi Cuco y el Jueves.
No se porque pero creo que mi cuco tiene taquicardia. Que
tenia que llevarlo al otorrino lo tenia claro, aunque, aun así, todavía no lo he llevado y ahí anda con una ronquera que da
pena oírlo,
pero lo de la taquicardia…. y lo he sabido por casualidad, lo de la taquicardia; ya
sabemos que médicos de cuco de cabecera quedan pocos. Fue en uno de esos
momentos en que le subo sus piñas para que pueda ir tirando del tiempo, y que también aprovecho para verlo mover
su pendulillo jacarandoso, cuando percibí como un conato de paro: un casi imperceptible principio de
paro pendular, pero que quedaba en eso en conato; después seguía tan alegre como siempre. La edad no perdona y soy
consciente de ello. Por eso cuando le llega el momento de mover sus cadenillas
para subir las pesas lo hago siempre con un cuidado y una delicadeza extrema, y
es que está ya muy sensible, quizás, creo yo, delicadito; si no son las pesas al subirlas es
el imperceptible desplazamiento, involuntario por mi parte, de su posición... Por lo demás está muy bien, sigue con su
puntualidad y marcando las horas cuando corresponde. Y fuera parte de esos
detallitos, tan alegre como siempre, alegría que me transmite. A veces pienso como algo tan pequeño, tan humildito, tan poca
cosa, aporta tanta vida ... a un frío rincón de una sala. Pero es que es así. A ver si en unos días lo llevo a que le curen la
ronquera, porque lo de la taquicardia para mí que más vale dejarlo así.
Este jueves pasado me llegue a la calle Feria, la calle
que, precisamente ese día de la semana, se convierte en un simulacro de mercado, en
un mercadillo ordenadamente desordenado, en el que se vende, y casi puedes
encontrar, de todo. Me gusta pasearlo, con bastante dificultad por cierto, de
vez en cuando. Si algo llama la atención es la variedad en las ofertas, tanto en lo que se vende
como en los que venden. Es un mundo variopinto, temporal, de un día, mejor de unas horas, que se
monta, se crea y se exponen cosas,
trastos, restos, deshechos... un mundo de juguete, infantil, en el que en un
trozo de tela, una plancha de madera, la misma acera, sirve, como un juego infantil, como mis
nietas en la playa vendiendo conchenas pintadas y las de patatas fritas, para montar un mercadillo propio. Un mercadillo de
cosas que de nuevo toman valor cuando hacia tiempo habían sido desahuciadas; un vaso,
un marco, una vieja guitarra, una plancha vieja y llena de herrumbre, restos de
colecciones... de lo que sea... de pesas, de libros, de... unos zapatos, que casi te obligan a pensar por
donde habrán andado, quien los habrá usado, como han llegado allí y si los comprara alguien.
Cuadros de vírgenes, de toreros... marcos antiguos a juego con sus
laminas, azulejos, objetos de cristal, Niños Jesús... radios antiguas, que tanto me gustan, muñecas rotas con sus miradas
inexpresivas, candelabros.. y la gente, la gente que, se para, regatea,
encuentra aquel tornillo que le faltaba a su viejo y obsoleto aparato, que
mira, que comenta, que se asombra, que le trae recuerdos en algo que ve.
Demasiadas cosas sin valor aparente y que uno se pregunta a quien le puede
interesar. Da que pensar como cosas que han sido dadas por inservibles,
obsoletas, encuentran sitio preferente en el puestecillo montado. Y ropa y
juguetes., juguetes de madera... Pero a mi me gusta ir a una pequeña plaza en la que se agrupan
puestos de "antigüedades", me parece una zona interesante, y quizás mas seria. Iba buscando un
marco dorado viejo, de pequeño tamaño y un llamador, un llamador de puerta, de esos que suelen
venir representados por una mano, generalmente femenina, que coge una bola, que
es la que golpea cuando se llama. Los marcos no eran del tamaño que quería y el llamador, que lo
encontré,
estaba muy deteriorado, así que me puse a mirar y, al rato, me encontré delante de un puesto que,
entre otras cosas interesantes, vendía campanas. Las había de distintos tamaños y de distinto material. "Es una reproducción; pero esta muy bien
hecha." Le decía un señor mayor al que estaba al frente del puesto. "Aquella
es tipo barco" y es original; suena muy bien". Yo le escuchaba muy
atento, siempre me han interesado el mundo de las campanas. "¿Sabe usted de campanas?"
le pregunte. Si, tengo una buena colección de ellas pero es que ademas yo he sido el ultimo
"campanero" de las campanas de la Giralda. Desde que me jubile no se
ha contratado a nadie." No hice ningún comentario, pero pensé que también es casualidad encontrarme
con el que fue la ultima persona que cuidaba de las campanas de la Giralda.
Desde luego puedo asegurar que
en "el jueves", con un poco de suerte puedes encontrar de todo,
incluso "el ultimo campanero de la Giralda".
2 comentarios:
Hola mi querido amigo...Da gusto leerte, y meditar en la sensibilidad con la que miras y hablas de las pequeñas cosas, de esas que pasan desapercibidas para la mayoría, pero que en definitiva son las que pueden llenar una vida, o hacernos sentir cariño por un reloj de cuco que ni siquiera conocemos...Quizás por eso te merezcas encontrar en ese mercadillo esos personajes tan interesantes...
Hola mi querido amigo...Da gusto leerte, y meditar en la sensibilidad con la que miras y hablas de las pequeñas cosas, de esas que pasan desapercibidas para la mayoría, pero que en definitiva son las que pueden llenar una vida, o hacernos sentir cariño por un reloj de cuco que ni siquiera conocemos...Quizás por eso te merezcas encontrar en ese mercadillo esos personajes tan interesantes...
Publicar un comentario