Páginas

martes, 28 de enero de 2014







De cuando uno no tiene nada que decir y tiene ganas de hacerlo.




 


 


 
 


No se lo he dicho a nadie, pero he decidido comprarme un perro. Si, un perro. Y ya hace algún tiempo que venía pensándolo, desde que empecé a darme cuenta de  aquel dicho que dice que en casa del herrero cuchillo de palo, o lo que es lo mismo que no me hacen ni puñetero caso. Me lo decía un amigo el otro día tomando un café mañanero: oye que hablo y como si oyeran llover, opino y para que te voy a contar ¿y cuando te enteras de lo que tienes que hacer justo en el momento en que hay que hacerlo? Y no se te ocurra decir que no sabías nada porque entonces la liamos. Pero me siguió contando.

 EL .-     ¿Sabes que te estoy hablando?
ELLA .- Ya lo sé, te estoy oyendo, le contestaba mientras estaba marcando un numero en el teléfono.

 Esto, le dije,  no deja de ser una mera anécdota, pero hay muchas que suceden en toda pareja digna de llamarse así; bien avenida, querida por la vecindad, apreciada por sus amigos...

 
ELLA .- ¿Todavía estas así? Desde luego que eres...
EL .-     ¿Que es lo que pasa?
ELLA .- Hombre, por Dios, que hemos quedado a las 8 y son menos cuarto y tu sin arreglarte.
EL .-     ¿Que hemos quedado? ¿ con quién? No sabía nada
ELLA .- ¿Que no? Pues anda que no te lo he dicho veces. Es que, como estas siempre en lo tuyo...
EL .-     Que no, que no, que no me has dicho nada.
ELLA .- Bueno pues ahora te lo digo. ¡Date prisa que no llegamos!

 Pero, y para no ser pesado, la más buena de este tipo de sucedidos es cuando el marido, compañero de piso o como se llame ahora, mi sufrido amigo, ve a su mujer, compañera de piso o lo que sea, en la puerta de salida a la calle, arreglada y con el bolso en el brazo.

 ELLA .- Pero ¿todavía estas así?
EL .-    ¿Así? ¿Así como?
ELLA .- Por Dios que hoy comemos en casa de tu hija...
EL .-     Pero ¿no son los jueves?
ELLA .- Si, pero como no puede nos ha dicho que vayamos hoy.
EL .-     ¿Y me lo dices ahora? ¿porque no me lo has dicho antes?
ELLA .- ¿Que no te lo he dicho? ¿Que no te lo he dicho?...

Y ahí empezó todo de nuevo, que si te lo dije, que si no escuchas, que estabas delante cuando la niña lo dijo, que si siempre estás en lo tuyo, que si no piensas más que en ti... en fin, eso. Estaba lanzado.

¿Y lo de la cena? Esto es verdad, me lo contaba un afectado, es lo que se dice en Lepe, un sucedido. Están viendo un capítulo de esas series policiacas que ponen ahora en el almuerzo, en la merienda, de día, de noche, vamos a todas horas, que además  todas son iguales, que si aparece un muerto en un callejón de esos que siempre hay en las ciudades americanas, que no sé porque están llenos siempre de contenedores de basuras y de vapor que solo te permite ver en sombras a quienes andan por allí , que llegan un montón de coches de la policía, que luego te das cuenta que no sabes para que... ¿y el forense? o la forense?, que ahora se lleva mucho en estas series que el forense sea ella, que se pone a mirar al muerto dos segundos y sabe cómo murió, cuando, como lo mataron, que edad tenia, si había ido al dentista, que comió la noche anterior, si estaba divorciado o divorciada... bueno todo, todo. Bueno pues están viendo una de esas cuando la mujer se levanta y al poco aparece con una bandeja, con "su" cena. El marido, compañero de piso o lo que sea, mi sufrido amigo, con muchísimo cuidado, pregunta

EL .-    ¿No traes cena para mí?
ELLA .- Y yo que sé si tú quieres cenar o no.

Y ahí quedo la cosa. La contestación no dejaba de estar bien, sino fuera porque solo llevaban cerca de 40 años  cenando a diario.

Y lo de las bodas... bueno lo de las bodas es para contarlo.

ELLA.- Nada, que no tengo nada que ponerme. ¡No voy a llevar la misma ropa que me puse en la última boda!   A ver si mañana me compro algo.
EL.-      Pues yo no sé, a ver que me pongo
ELLA.- ¿Que que te pones? Pues "el traje".
EL.-      ¿El traje? El traje me lo compre cuando nació el niño y tiene ya treintaicho años.
ELLA.-  Pero te esta estupendamente, como el primer día. Además ahora se vuelven a llevar las solapas grandes...y las rayas. Es que siempre estás pensando en gastar.

Así que a la vista de lo que veo y me cuentan...  y bueno para que voy a contarpues he decidido comprarme un perro yo también. Ya he leído en internet, ya sabéis que internet hoy nos informa de todo, ¡hay que ver lo que sabe la gente de internet! ¡es que lo saben todo! pero todo de todo. Que si te ha aparecido un dolor en la espalda que aparece cuando sales de la ducha, internet te dice no solo a que es debido, si no que debes hacer, que ejercicio, que alimentación debes consumir, cuanta gente tiene lo mismo que tu, cuanta se ha curado con lo que ellos dicen... en fin Internet es nuestro Oráculo, nuestra enciclopedia británica, es... Dios, si, si lo sabe todo, bueno pues por internet he sabido lo amigo que son los perros con el hombre (siempre dicen del hombre, no de la mujer ¿Porque será?), lo fieles que son, como salen a saludarte cuando te vas y no quiero decirte cuando llegas y, como tienen ese instinto, antes de que llegues a la esquina ya está asomado esperándote, y esto sin contar los casos donde el perro ha salvado la vida a su amo... Lo de que te trae las zapatilla, la verdad que no me lo creo mucho, pero ¡como tampoco me importa...!

NOTA: De lo narrado más arriba, que pueda parecerse a la realidad, es pura coincidencia... al menos en gran parte, en el resto pueden imaginarse lo que quieran.

 
Fuera parte lo del perro, ¿os habéis dado cuenta lo rápido que pasan los domingos? Digo los domingos porque es en ese día de la semana cuando me he dado cuenta, supongo que lo mismo ocurrirá con los demás días de la semana. Es que aún no he terminado el dominical ese que acompañan a todos los periódicos, sean de cualquier tendencia, incluida la de mediopensionista, y ya me en encuentro con que tengo para leer  otro. Es que aún no ha terminado mi compañera de piso decir la de cosas que tiene que hacer el lunes y la estoy escuchando de lo que tiene que hacer este, que, por cierto, y hablando de hacer cosas, la cantidad de ocupaciones que hoy día tienen las mujeres jubiladas, de trabajo y de hijos, bueno y de marido, porque la verdad es que con tanto hacer cosas es que ni los ven. Por ejemplo los lunes, miércoles y viernes Pilates, si Pilates, no me preguntes que hacen con Pilates porque no sé lo que es, espero que sea una cosa decente, solo sé que a una parienta mía le oí decir que, después de Pilates, acababa muerta, pero que se encontraba estupendamente: yo, que la conozco de toda la vida, el mayor esfuerzo que le he visto hacer es subirse a una silla para abrir un altillo, y ya tiene sus añitos... Los martes nietos, los miércoles café de tertulia, los jueves paseo por la ciudad, organizados, claro, los jueves, además, café con una amiga del alma... bueno y lo que me contaba un amigo de tertulia, que la suya, su mujer, compañera de piso o lo que sea, además, hace natación, Tai-chi, croché, restauración de muebles... otro amigo me dice que la suya además recibe clases de belenes, de francés  y de esas costuras formadas con trozos de tela que tiene un nombre muy ingles pero que no consigo aprenderme, ni lo voy a hacer... En fin que solo hay que mirar atrás, como dijo el poeta, para un consuelo.  Y además, cogen la gripe y TRES   DIAS, la coges tu...CATORCE. La pregunta del millón  es... ¿Y qué hacen los maridos, compañeros de piso o lo que sea, mientras? Pues que no se le ocurra ir a ver un partido de futbol con unos amigos porque... "claro si siempre estas por ahí, no hay una vez que llegue a casa que estés..." así que lo mejor que puede hacer es ver pasar los domingos.

Después de todo tengo el consuelo de que, con mi edad... ya he vivido casi todo, por lo que en verdad todas estas cosas, menos comprarme un perro, me vienen grandes, vamos que me da igual, vamos que ya casi ni me afecta, bueno al menos el tiempo que me afectaba cuando tenía menos edad, porque uno no es de madera y además tiene su corazoncito que, según internet, que gran amigo internet, hay que tener cuidado y no estresarse, ni enfadarse, cabrearse vamos, y además cuidarlo, vamos que comas con moderación, que andes todos los días dos horas, que bebas mucha agua, que no cargues con peso, que tengas cuidado con la grasa... En fin lo normal, para que si no te mueres de un infarto te puedas morir de otra cosa... Por lo que cada vez estoy más convencido de la utilidad de un perro; tienes un compañero fiel, un compañero que te escucha y te comprende, que sale a la terraza cuando percibe que llegas, que te acompaña en tus horas bajas, que te saca a la calle para el ejercicio que te aconseja el de internet... además, que quieres que te diga, ya uno empieza a seleccionar, material y espiritualmente y afectivamente también; ya no pierdo el tiempo en necedades, y... ¿sabes lo que te digo? Bueno no, con la edad que debes tener debes saber lo que tienes que hacer sin necesidad de que gente como yo te de consejos... Bueno si acaso ve pensando en comprarte un perro.

 

 

 

 

 

 

 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Con lo que se demuestra que la vida consta de Internet, parienta y perro
, que la vida con la parienta es una paranoia, con Internet un pozo de sabiduría y con el perro un futuro de esperanza.
Todo dicho con humor muy "britsh"
Otra vez una delicia leerte
Un abrazo
Marga

jara dijo...

Magnífico!!!, como siempre. Yo tengo un gato y es el único que me escucha, además al gato no hay que sacarlo a pasear, es independiente, listo, se conoce todos los trucos para tenerte pendiente de sus monerías y sacarte la risa...
Te aconsejo el gato...Y no te preocupes que me temo que tu experiencia es compartida por media humanidad...
brazosA

Juan Adolfo dijo...

Hace un tiempo, como unos 10 o 15 escritos de mi blog, le aconsejaba a una amiga que se comprara un gato. Se lo decía en serio. No se si me habrá hecho caso y ya tendrá gato que le escuche. No he sabido de sus soledades desde entonces. La verdad que estar solo no es lo mismo que sentirse solo; creo que es en este`punto cuando hay que ir pensando en sustituir. No quiero hacer un chiste pero es como si cambiaras las dos "patas" por "cuatro". Jara siempre es un consuelo pensar que unos pocos de miles de millones de personas...puedan necesitar un gato. Como dice Marga, ahí podría estar la esperanza.