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viernes, 31 de enero de 2014

Y tu ¿que edad tienes?

                      
 

 


  


Me lo preguntaba una amiga. No se por qué pero hay creada una especie de coquetería que hace que no digamos nuestra edad, no sé, quizás, a lo mejor, porque podamos sentirnos más joven que la edad que realmente tenemos o, porque simplemente no nos gusta. Parece que esta coquetería de no decir la edad se da más en la mujer, quizás vaya en su desvelo por parecer atractiva, en cualquier tiempo... Y no querer envejecer. Algunas hasta te retan, de lo bien que se encuentran ¿Cuantos años me echas? A mí ni me gusta ni me disgusta, para mí la edad es la que en verdad representamos físicamente y anímicamente. Cuantas veces nos hemos encontrado con personas que la hemos visto mayores en un primer contacto y cuando las hemos ido conociendo la hemos ido viendo mucho mas jóvenes. A veces los años no corren parejos con la verdadera edad. El ser viejo o ser joven no depende tanto de los años pasados, que no vividos, sino de un sentimiento vital interior. Como preguntarme por mi edad ni me gusta ni me disgusta, unas veces digo los años que han pasado por mi y otras los que me apetece. Unas veces digo de mas y otras de menos, juego, o quiero hacerlo, con esa curiosidad malsana y cotilla de algunas personas que quieren saber de las otras hasta los años que tienen. Aunque si te digo la verdad...el espejo. Si, el espejo es el protagonista. El espejo que no se porque te dice lo que le da la gana y además unos dicen una cosa y otras muestran otra. Lo que me muestra mi espejo cuando me asomo a él no tiene nada que ver cuando lo hago en otro espejo; siempre estoy mejor en el mío y no se por qué. Y más todavía, porque lo que me muestra mi espejo no tiene nada que ver con lo que yo creía que me iba a mostrar, es que... ¡Yo me siento más joven!. Y, la verdad, no se que voy a hacer con mi espejo. Con los espejos foráneos no tengo más remedio que aguantarme, pero con el mío... O me muestra, de ahora en adelante, lo que de verdad, como de verdad yo me siento, o le doy el cambiazo. La atracción que se siente por el espejo no tiene límites. No hay más que ver las posturas y los gestos que algunos/as hacen ante un espejo: se miran de frente, de perfil, tratan de mirarse la parte trasera... Y en distancias cortas... se miran los ojos buscando una pizca de arruga, se miran y remiran atusandose el pelo, buscando la mejor postura de ellos, o tratando de localizar una cana incipiente. Y cuando han quedado?  Si, una cita... bueno entonces la paliza que le pegan al espejo es descomunal, o cuando van a una boda... Y para mí que siempre, aunque no se quiera, el espejo acaba mostrándote la realidad de tus años, la realidad de tu tiempo.

 

Por eso a la pregunta  indiscreta   de esta amiga le conteste:

 
Pues mira, estoy en la edad, en la que no me importa nada perder el tiempo viendo una puesta de sol.

Estoy en la edad en la que la ternura hace humedecer mis ojos.
 
Estoy en la edad en la que, por fin, puedo apreciar la belleza de la mujer al completo, tanto externa como internamente.
 
Estoy en la edad en la que unas notas sacadas de un violín hacen emocionarme como cuando era un niño, y lo escuchaba escondido en un rincón, en la fiesta de Navidad, en el pueblo en el que viví.

Estoy en la edad en la que no me importa darle un abrazo a una amiga o decirle a un amigo que lo quiero.
 
Estoy en la edad en la que por primera vez  el tiempo me pertenece y que no me importa darlo a quien me venga en ganas.

Estoy en la edad en la que siento que la amistad es el sentimiento más hermoso y desinteresado que puede sentir un ser humano.

Estoy en la edad de la cosecha, en la edad de los tiempos compartidos.

Estoy en la edad de creer en lo que yo quiera creer.

Estoy en la edad en la que he aprendido el valor de las pequeñas cosas.
 
Estoy en la edad de los silencios, de no temer estar conmigo.

Estoy en la edad de las templanzas, de los asombros, en la edad de la verdad.

Estoy en la edad en la que los prejuicios y el sentido del ridículo han perdido sentido.

Estoy en la edad en la que no me importa... decir la edad.

Estoy en la edad de saber distinguir el grano de la paja.

Estoy en la edad de ser, por fin, lo que quiero ser.

Que tranquilo me quede después de decirle todo esto a mi amiga, y de haberlo hecho de un tirón. Al rato ya pensaba que no debía haberlo hecho, haber dado rienda suelta así  a  mis  sentimientos Mas farde llegue a la conclusión de que, probablemente fuera eso precisamente, lo más característico de mi edad.

 

 

3 comentarios:

Jara dijo...

Mi querido y admirado amigo:
Que hermoso todo lo que dices..., y, qué bien lo dices..., y, cuanta razón tienes en todo...Pero hay que tener esa sensibilidad y esa delicadeza que tu tienes para caer en la cuenta...Es verdad, no todos los años que tenemos los hemos vivido, la mayoría de las veces simplemente han pasado.
Me has hecho caer en la cuenta...Pero no en plantearme los años que tengo, sino en los que me quedan por vivir (que ya no creo que sean muchos), y he llegado a la conclusión de ¡¡¡Vivirlos!!!
Te felicito y te disfruto mi sabio amigo.
Un fuerte abrazo.

Jara dijo...

Mi querido y admirado amigo:
Que hermoso todo lo que dices..., y, qué bien lo dices..., y, cuanta razón tienes en todo...Pero hay que tener esa sensibilidad y esa delicadeza que tu tienes para caer en la cuenta...Es verdad, no todos los años que tenemos los hemos vivido, la mayoría de las veces simplemente han pasado.
Me has hecho caer en la cuenta...Pero no en plantearme los años que tengo, sino en los que me quedan por vivir (que ya no creo que sean muchos), y he llegado a la conclusión de ¡¡¡Vivirlos!!!
Te felicito y te disfruto mi sabio amigo.
Un fuerte abrazo.

Adriano dijo...

Si sigues así el niño se va a poner que no va a ver nadie que le aguante. No le digas mas cosas, por favor Jara. Por cierto que seudónimo tan bonito; suena a campo, a naturaleza a libertad... OJU ya estoy yo igual que tu, que to se pega. Lo que eso de pocos años de vida... no se de ti pero por lo que escribes debes ser una persona joven, no como el carca de mi amigo. Y lo de vivirlos... acuérdate de mi.