Saber envejecer
Leia hace tiempo, y no recuerdo a quién, hablando sobre “saber envejecer que “la edad no puede ser criterio de exclusión. La experiencia, la creatividad y la estabilidad tienen un gran peso conforme se avanza por la vida”
Camilo Jose Cela dijo, al cumplir los 80 años “”que solo cuando se renuncia a ser joven la vejez se presenta y borra todas las ilusiones””; mas o menos vino a decir “que la juventud no la domina el calendario, que la clave reside en el espíritu de cada cual”” (Cita de Javier Gomez de Liaño en su articulo “Saber envejecer”.
Picasso en cierta ocasión, escribió que “”cuando se es joven de verdad se es para toda la vida”. Hablaba por él mismo; estuvo pintando hasta casi el final de su vida: 90 años.
Dice también Gomez de Liaño en el citado articulo que “”lo primero que el hombre necesita para envejecer es tener decoro, es decir, envejecer sin frivolidad y con los pies bien pegados al suelo”. Hoy la vejez “se ve”; el viejo no quiere casa; se arregla como puede, coge su carrito y como esté sale a la calle…y la vejez se ve y en muchos casos, ni siquiera son conscientes de su propia decadencia.
Levantarse cada dia y sentir que no hay proyectos, ni metas, ni sueños, aunque sean pequeñitos, ni ilusiones por algo que hacer….un día tras otro…debe ser tremendo, y lo que es peor, algunos cerebros empiezan a tener menos rendimiento; las neuronas van pediendo la conectividad entre ellas y, su espacio vital se va limitando a unas rutinas que, a su vez, les lleva a una decadencia; tengo amigos que empiezan a estar en esa situación.
Parece ser que la llegada de la jubilación, en principio, creo, conlleva una especial alegría, por la sensación“ de “por fin “sentirse libres”, y poder disponer de ese tiempo, deseado. Mas tarde, con el paso de los días, ese “tiempo de mas” empieza a sobrarle y ya no saben que hacer con el; se ha ido perdiendo la curiosidad, el deseo de conocimiento y, poco a poco, van apareciendo expresiones como “en mis tiempos”, “a estas alturas de mi vida”, “eso son cosas para gente joven”…durante su etapa laboral, y de crianza en muchos casos, no crearon aficiones, con las que utilizar su tiempo.
Los 65 años, en general, suelen aparecer como una edad, un tiempo en el ser humano como de retiro, de no hacer, de no ser útil ya y, quizás hoy mas que nunca, cuando sobre todo priva la juventud, se valora la juventud…solo por el hecho de ser joven. Y aparece en la sociedad la expresión “tercera edad”, que suele englobar “a los sesentones, setentones y hasta los ochentones, trayendo el paternalismo de los políticos y a los que, al parecer, “hay que darles las gracias por lo que nos cuidan”. (Del citado articulo).
Recientes estudios de distintas Universidades dicen “que cuando la gente pasa de los 60 años, no solo mejora su inteligencia, sino que, entre otras cosas se vuelven mas creativas, mas flexibles y con un porcentaje alto de tomar decisiones correctas. Con los años tal vez se resienta la memoria y la agilidad mental pero ganamos en nuestra visión del mundo. Un proverbio húngaro dice que “la vejez quita velocidad a las patas de un caballo pero no le impiden relinchar” y otro, alemán, “los arboles mas viejos dan los frutos mas dulces”. En una tribu, creo que de la Amazonia, al mas anciano es considerado sabio, al que acuden para su consejo. Hoy, donde se aprecia cierto menosprecio por la vejez, donde predomina la juventud, han sido sustituídos por los ordenadores, los conocidos como asistentes virtuales.
El profesor Rojas Marcos cuenta lo que aprendió en sus años de trabajo en la salud publica neoyorquina; “que para disfrutar de una vida completa y evitar que la edad nos convierta en una caricatura, hay que mantener constantemente activas las habilidades del cuerpo y las potencias del alma.”
Llegar a viejo no debe conllevar el “sentirse viejo”, y hasta no debe ser causa de ningún problema porque se trata de un proceso natural que nos trae el hecho de haber vivido, y por tanto, llegar a viejo no debe ser malo; no conozco a nadie que no quiera vivir un año mas. Quizas el problema pueda estar cuando se desea, se aspira a mas de lo que nuestras limitaciones nos permiten; yo ya no puedo echar una carrera, como hace treinta años tratando de coger un autobús que se me escapa, ni por supuesto subir una escalera a la velocidad que lo hacia entonces, y por supuesto aceptar mis arrugas y perdida de cabello que no dejan de ser señales de haber vivido. Como sigue diciendo Gomez de Liaño “todo es de sentido común y no desear mas de lo razonable.”
A veces se es viejo porque se ha sido desde siempre, y, como decía antes, y escribió en algún momento Picasso “cuando se es joven de verdad se es joven para toda la vida”. Todo aquel que considera que su tarea ya esta cumplida, que no le queda ya nada por hacer, que, como decía mas arriba se levanta y se acuesta sin proyectos, sin ilusiones y sin esperanzas…es el realmente viejo.
Pienso que “saber envejecer” debe llevar consigo la aceptación de nuestras limitaciones,
que, con los años van apareciendo, pero que de ninguna de las maneras debe llevar consigo cerrar las puertas a la curiosidad y al asombro, y al deseo de saber, de conocer de mantenernos abiertos a lo que la sociedad en que estemos nos ofrezca, sean nuevas o hayan estado ahi de siempre para ser conocidas.
También es de considerar, y para mi es una gran alegría, que las limitaciones en un porcentaje alto suelen ser físicas, en ningún caso acompañadas de limitaciones mentales, claro que en todo caso, como cualquier órgano, el ejercicio y la actividad es fundamental.
Algunas veces digo a mis amigos que si a mi edad no soy un poco sabio ¿que he hecho yo con toda las oportunidades de saber que me dio la vida? También suelo contestar, cuando me preguntan “por el sentido de la vida”, de la mia, que “para mi es el conocimiento, que debe llevarme a la sabiduría.”
“Llegar al conocimiento, a ser sabio, haber asimilado todo lo que el transcurrir de una vida nos ha dado, y saber que no sabes nada, creo que eso es saber envejecer, una obra maestra del arte de vivir. (GdeL)
Por mi parte, ya en edad avanzada, suelo decir a quién me quiera escuchar, que quisiera morir con “las botas puestas y mis recuerdos”. Entiendo que el trabajo, el deseo de saber, el conocimiento…no tiene porque desaparecer en esas edades que la sociedad actual considera como avanzada, pero a pesar de los pesares sigue existiendo la vieja imagen de septuagenarios y octogenarios decadentes, disminuidos, sin interés ya alguno por lo que les rodea y, en parte, viene a ser así, pero no solo porque el paso de los años de esa impresión, sino porque los propios “mayores” renuncian, “tiran la toalla”, y a veces no se muy bien porque; aun así hay que ser muy conscientes de las limitaciones que en nuestro cuerpo/organismo van apareciendo y aceptarlas sin mas. No obstante tengo una anécdota, precisamente de mi madre, que en una de las visitas que le hacia y al verla postrada en una butaca sin mas le pegunte:
.- Estas pintando algo?
No, me contesto sin más. Yo insisto:
.- Que estas leyendo?.
No estoy leyendo nada.
Como sabia de su amor por la historia le dije:
.- Sabes que en la televisión hay un canal dedicado a la historia? En este momento se volvió hacia mi y me dijo.
.- Ya te enteraras que a estas edades ya no nos interesa nada.
.- Tenia 96 años.
.- Cuando volví a mi casa, en el coche, durante el trayecto, no pude evitar las lagrimas; sabia que mi madre se iría pronto, Y así fue. Mi madre había perdido todo interés ya. No había razón para estar aquí.
NOTA: Lo acabe a primeros del mes de octubre de 2024.
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