Mi amigo Paco, a quien aprecio considerablemente, por si
mismo, por su especial vida, que lleva a pesar de todos los inconvenientes, con
especial alegría, me llamo, como suele hacer
cada cierto tiempo, corto, para que nos vieramos y tomáramos un café. Lo conozco y, como en otras
ocasiones, sabia que tenia necesidad de hablar. Desde que se jubilo, y va ya
para unos años, por esa especial vida a la
que hacia referencia, acude con frecuencia a los denominados portales sociales,
opinando, interviniendo en debates… pero especialmente acude a
sus recuerdos y vivencias para dejarlos en su blog. Asi fue.
“”Aye, me dijo, volví a abusar de la palabra, sin percatarme si al que se la decía le importase mucho lo que le estaba diciendo. Me di
cuenta tarde, como siempre. Y siempre tengo el propósito de corregirme, pero una y otra vez cometo el mismo
error. Y se que la palabra no puede darse así como así, especialmente cuando suele ir cargada, a veces, con
sinceridades, con trocitos de muchos de los rincones de tu alma. Y lo curioso
es que, en general, soy consciente de
que debo parar, que debo volver a los diálogos corrientes, del día, sin enjundia, vacíos de contenido, pero que
rellenan el tiempo y contentan al
personal.""
.- Tu sabes Paco que en
algún rincón de mi blog, que se que lees, como yo el tuyo, y me
comentas, cálido, como lo denomino una
amiga virtual, ya le decía a un amigo, tu, que me pregunto, se intereso, por mis días del verano, los días de playa en este
caso... que bien, pero que me había faltado la palabra. Necesito la palabra, necesito decir
cosas, necesito exponer lo que siento, lo que pienso, lo que quisiera, lo que
veo, lo que me apasiona, lo que me asombra... necesito hablar de mis
sentimientos, de mis deseos, de mis sueños, de mis proyectos... de la
gente que me rodea, de la musica, de la luz, del color, de los hermosos ojos
que pueda tener frente a mi, de la amistad, del amor, porque no... de la pareja, de la
complicidad... necesito la palabra como vía de expresión, de comunicación, de sentimientos... y es una
sensación muy serena, la que se
recibe, cuando compruebas que la palabra, tu palabra, es recibida con atención, son sonoro silencio, casi con miedo a que pueda romperse
el momento.
.- Si, pero déjame continuar.
“Muy recientemente he vuelto a
sentir, a vivir el efecto de la palabra, tanto por poder manifestarla como por
tener que dejar de hacerlo. Y aun no se
lo que he sentido.
En algún momento alguien muy cercano
me dijo que la palabra no servía para nada, ante mi
insistencia en que era necesario pararse en algún momento y hablar de cosas
comunes, de quereres, de los tiempos compartidos, de los efectos del paso del
tiempo, de lo que esta bien y de lo que sea necesario corregir, de la pareja,
de los hijos, del día a día... de nuestros deseos... La palabra no sirve para nada,
me dijo. Y no lo olvide. Pero si sirve y tanto que sirve. Pero lo peor no es
decirla lo peor es no poder decirla. Es terrible el silencio en una pareja y
mas aun llegar a querer saber como se ha llegado ahí.”
Cuentan de Delibes, le dije, el escritor, que, al
preguntarle que porque escribía, contesto que fue al darse
cuenta de que nadie le escuchaba. Lo leí hace mucho y ahora lo
entiendo; intento copiarlo salvando las enormes distancias literarias que me
separan de el, claro.
Si te sirve de algo, aunque creo habértelo contado en otra ocasión, entre mis mejores recuerdos
de adolescencia mas que de juventud, se encuentran las figuras de unos seres
entrañables, llenos de una tremenda
humanidad que, con su palabra, solo con su palabra, y su amistad, contribuyeron
a que tuviese una visión mas abierta de mi mundo, muy
diferente del mundo en el que vivíamos entonces. Don Sebastián, con el que paseaba hablando de ciencia, Don Benito,
materialista puro, y que hacia fijarme en el cuerpo de la mujer, pero con el
que aprendí los primeros acordes de la
guitarra, Ramon el amigo de mi padre que no se entendía con el suyo, Don Luis, el cura joven del pueblo, con el
que ya avanzada la noche discutíamos sobre la Biblia, el
prestamista del pueblo, ateo confeso, que me esperaba en el mismo sitio todos
los días, y que trataba de
convencerme que el también tenia alma, Tabuenca, el
bailaor de flamenco... Juan el peluquero, que tenía su peluquería junto al portal de mi casa, y que me decía siempre que me
cortaba el pelo, que nunca me quedaría calvo; en verdad hasta el
momento va acertando.
Y quizás no haya mejor sitio para la
palabra que el sitio de la amistad, de una verdadera amistad. Por algún rincón de mi blog he confesado que,
tu lo has leído, considero la amistad como
una de las cosas mas hermosas que le puede ocurrir a un ser humano. Y añadiría que mas si es femenina. La amistad femenina facilita,
al menos para mi, el utilizar la palabra para decir de los sentimientos, para
abrir la puerta de los sueños, para llegar a unos
rincones del espíritu que una amistad
masculina, por lo general, no facilita.
Siempre que no exista el riesgo, incluso
el miedo de que pueda convertirse... en algo mas, y que entra de lleno, porque
no, en el terreno de lo posible. Y la amistad se tambalea cuando se corre
ese riesgo, existe la posibilidad, el
miedo de que pueda convertirse... en algo mas.
.- Ya. Pero déjame que siga.
“He defendido siempre que es
posible la amistad entre un hombre y una mujer, siempre. Y siempre también me he encontrado con que no todo el mundo opina así. Después de haberme mantenido firme
en mi creencia durante años, empiezo a dudar de si yo
tenía razón; mis ultimas experiencias me están llevando a pensar que no y pienso que la culpa es mía, quizás por desconocimiento de lo que puede guardar un alma femenina,
Hace unos días le decía a una reciente amistad femenina que, según había leído, todos, tanto el hombre como la mujer, traemos de origen
nuestro lado masculino y nuestro lado femenino y que es la educación recibida la que hace que con el tiempo, uno de esos lados
se atrofie en beneficio del otro. Por mi educación, materna fundamentalmente,
se mantuvo en mi, quizás, una equivalencia en ambos,
tanto en el lado masculino como en el femenino y con ello quizás se me facilite con una amistad femenina el intercambio de
sentimientos, el poder hablar de la ternura, de la complicidad en la pareja, de
la hermosura de los silencios compartidos...
de su lado mas fotográfico o de lo bien que le sienta un color
determinado... con una natural
naturalidad. Pero también he comprobado que no es lo
corriente y que, al final acabas apareciendo como alguien especial, como
distinto, una especie de "bicho raro", que en el fondo casi acabas
siendo deseado, probablemente por no
tenido.”
.- Pero Paco no dejaras de reconocer que, al menos, no eres
como muchos de los amigos comunes que conocemos y, que quizás sea con esta amistad, con la nuestra, en la que te
muestres mas como realmente eres.
.- Ya. Pero sigo.
“Alguien me dijo una vez, una
amiga, que se asombraba por mi facilidad de hablar de mis sentimientos y
sobretodo de escribir abiertamente sobre ellos, sin red, en mi blog. Suele
comentar lo que escribo. Me decía que esa cualidad, así lo entendía, lo quería para ella y se prometía asimismo hablar en algún momento de los suyos. Conmigo llego a hacerlo. En otra
ocasión, también una amiga, me hablo abiertamente de sus sentimientos con
el asombro por mi parte y el encontrarme en una situación de no saber que hacer.
En ambos casos perdí su amistad.
Me dio por pensar que el hablar a alguien de tus
sentimientos, casi supone desnudarse ante ella;
en verdad es como si se desnudara
el alma. A lo mejor es la edad.””
.- Bueno Paco recordaras que algo así ya lo decia en uno de mis escritos hablando sobre ella y
en el que me desnudaba abiertamente hablando de lo que sentía a mi edad, sobre la que me había preguntado otra amiga.
“Pero déjame que continúe. A veces la palabra trae una
fuerte empatía, y sin necesidad de
compartir aficiones logra establecer una
fuerte relación sin saber como... una empatía que te permite decir de ti sin sonrojo alguno y escuchar
con los ojos abiertos, con ternura, con comprensión, con silencio siempre, lo
que en un momento especial te esta confiando esa amistad. Da la impresión de que la palabra y la amistad en muchísimas ocasiones van unidas... junto con el silencio.”
.- Estoy totalmente de acuerdo contigo.
“Es un hecho, y tu lo sabes como yo, que con mucha
frecuencia idealizamos a las personas, con frecuencia nos la imaginamos como el
ideal de lo que hubiéramos querido para nosotros,
con frecuencia nos sentimos atraídos por ellas... nos
asombramos de que de que haya gente distinta con la que sea posible compartir
trocitos de tiempo agradablemente... pero también con frecuencia lo que
aparece como algo hermosamente positivo se vuelve... imposible. Porque he
podido comprobar que la línea que separa la amistad y el
amor entre una mujer y un hombre es tan
fina que en algún momento casi sin darse
cuenta, casi sin ser consciente de ello
se ha traspasado, bien porque no se este acostumbrado a que se hable así, bien porque es lo que hubiese querido para si en su vida,
bien porque compara lo que tiene con lo que esta viviendo.
Y es una lata porque tanto en una como en otro no ha
existido en todos los casos, mayor intención que la amistad, pero que
esta claro que con los sentimientos no se puede establecer regla alguna.”
.- Pero eso es así, desde que el mundo es mundo
“Si ya. La amistad, a veces, no
es mas que el deseo de sentirse cómodo con alguien con quien la
conversación fluye sin esfuerzo alguno,
con quien, sin saber porque, te encuentras a gusto, sereno, feliz, con quien no
es necesario esforzarte en decir lo que sientes porque te esta entendiendo sin
que termines. Con quien te encuentras a gusto estar.”
Paco, en la tertulia a la que pertenezco desde hace ya
algunos años, como tu sabes, y que si no
estas en ella sabemos que es porque tu situación tan especial te lo impide, y en la que hablamos tanto de lo divino como
de lo humano, como no, se ha tratado el tema de la amistad en general y entre
un hombre y una mujer en particular. En general la mayoría creían que no era posible ese ultimo tipo de
amistad, o al menos muy difícil. Pero hubo casi total
unanimidad en destacar las muchas contradicciones que suele darse en esa relación amistosa precisamente por la diferencia de sexos y por la distinta forma de expresar
los sentimientos, los deseos, incluso el concepto de la misma amistad. Y puede
que haya algo de verdad. A veces hay contradicciones; una amistad de alguien corriente, normal, sin
mas complicaciones... que no dice nada, solo las cosas del día, del trabajo, del tiempo,.. acaba no deseándose, o aceptándose como una mas, sin mas
historias y, por otro lado, una amistad
con un espíritu sensible, que hable de
cosas que no se habla corrientemente, que mire, diga, ría, hable de los sueños, de la consideración, del respeto mutuo... tampoco, curiosamente se le teme.
Surgen temores, miedos, quizás por encontrarse con unos
sentimientos que a lo mejor ya tenía olvidados y arrumbados por
la rutina de los días y de los años. Por miedo a pasar la línea.
“Tu sabes que me gustaría pertenecer y asistir, aunque fuese de tarde en tarde a tu
tertulia, pero también que no es posible.
Bueno, querría llegar a la conclusión de que si un hombre o una mujer, una mujer o un hombre comienza a pensar que el otro, mujer u hombre, es diferente o no corriente... debe salir corriendo; pero pensándolo bien seria una aberración renunciar a esa compañía maravillosa, a ese compartir sensibilidades,
sentimientos, sueños, ideales, empatias... con
alguien que los siente como tu y que por un momento, en un trozo de tarde te
hace romper, olvidar la rutina diaria,
que no vas a dejar porque la vida no te lo permite, pero si aparcarla,
cambiarla por un momento distinto, y saber que siempre, siempre, en cualquier
momento, estará ahí.""
.- No se que decirte. Particularmente siempre he sido muy
partidario del tiempo, de dejar pasar el tiempo, de no tomar decisiones rápidas, en ocasiones apresuradas, sobretodo en algo tan
sensible como una amistad y sus poco probables consecuencias. Me gusta recordar
una frase que se atribuye a los griegos:
“El todo, pero con mesura.” Te quiero amigo.
Aunque me voy no me voy
aunque me voy no me ausento
porque me voy de palabra
pero no de pensamiento
que de pensamiento estoy
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