Páginas

lunes, 5 de diciembre de 2016

La Palabra y la Felicidad








Hace tiempo que, por circunstancias, las impepinables circunstancias, que nos condiciona casi todo, que no escribí nada por aquí, teniendo sin embargo motivos, muchos, para hacerlo, para hablar, para manifestarme a mí mismo. La enfermedad, la muerte, la amistad, la decepción, la alegría, el encuentro con la edad real que tienes...hacen que te des cuenta de que cosas pasan, y bastantes, solo que, en muchas ocasiones no somos capaces o no nos interesa, quitarnos las orejeras para no ver lo que no queremos ver.

Hace mucho, casi cuando todo empezaba, decía "tenemos que hablar", cuando sentía que el tiempo transcurría, que pasaban los días, los meses y los años y veía cómo se iba dejando mucha carga en el camino, y la respuesta era siempre la misma " la palabra no sirve para nada". Yo entendía entonces y lo sigo entendiendo hoy, que la palabra, el hablar, la conversación, era y es necesaria; en algunas ocasiones, muy necesaria. Y lo he comprobado. Una noche recibí un correo de una gran amiga, angustiosa, por los tremendas molestias que padecía, que me pedía "necesito el consuelo de tu palabra". La llame de inmediato. Ya no está. Otro amigo, que también se fue, al que acompañe en sus últimos días, en uno de ellos al verle sin fuerzas, agotado, sin energías, cansado...le dije que me iba para que pudiera descansar. Pero no me dejo. Sacando fuerzas de no sé dónde me dijo "No te vayas que tu palabra me consuela". Si es importante la palabra, muy importante.

En muy pocos días he tenido la oportunidad de hablar y discutir sobre tres cuestiones, todas ellas muy interesantes: la ética, la felicidad y la fe. Sobre ética estuve en una conferencia que se hablaba de ella, sobre la fe, requiere mucho para hablar de ella, quiero hablar de la felicidad, la que define el Diccionario de la Real Academia Española como "Estado de grata satisfacción espiritual y física "

La Palabra y la Felicidad.

Hoy, casualmente, y digo casualmente porque lo he leído en un periódico digital que no suelo leer, he leído la entrevista que con motivo de la presentación de su último libro, le hacen a THEODORE ZELDIN, antropólogo y filósofo judio, de 80 años recién cumplidos, ex decano del St. Anthony' College de Oxford. Entre otras cosas dice, en la interesante entrevista que le hacen, que, entre sus obsesiones destacan ""el diálogo, la estupidez humana, la curiosidad, la amistad, el odio, la guerra..."" Y que, salvando las distancias, hago mías, añadiendo a las descritas la "reflexión. De la reflexión escribe el Dr. Fuster en uno de sus últimos libros, Cardiologo y catalán por más señas.

A Santo Tomás de Aquino le gustaba creer que las acciones humanas procedían de la reflexión acerca de lo que es bueno.

La entrevista comienza haciendo distinción entre "diálogo " y "conversación " y cuenta algo que, para mi, tiene una gran importancia, cuando dice que "aprendí a hablar en mi juventud porque me hice amigo de mujeres inteligentes". Y yo también fui amigo de una mujer muy inteligente, solo que, además, era mi madre, y, como ella mismo decía, su confidente;  con  ella aprendí a conversar de todo.

He tenido casi siempre la convicción, y la sigo teniendo hoy, de que no se conversa...en todo caso se discute, en todo caso se "suelta" lo que queremos decir, en todo caso no hablamos, no escuchamos, no conversamos, no nos hacemos participe de opiniones que pueden ser distintas de las nuestras. Es como que no quisiera conocer lo que piensa el otro, solo nos interesa decir lo que pensamos nosotros. No hay trasvase de ideas, de pensamiento. Evitamos, eludimos tener la posibilidad de que existen otros conceptos, otras ideas de las cosas además del nuestro; se pierde la oportunidad de ampliar conocimiento.

Y entramos en lo que entiendo es otro error. Quien no presume hoy de tener mucha información; internet, redes sociales y demás, pero entiendo qué información no es conocimiento. Tengo un caso cercano; se hable de lo que se hable el lo sabe, "tiene la información ", pero ya está, ahí se acaba todo. No tiene el conocimiento,  no hay conversación, porque en verdad no está utilizando lo más llamativo del ser humano, que es la capacidad de pensar, de formar ideas, de confrontarlas.

La entrevista, que es corta pero muy interesante, se dicen cosas como que ""la falta de información y conocimiento puede hacernos idiotas"". Si a ello añadimos el famoso comentario de Einstein sobre la generación de las tecnologías...pues estamos listos.

Como complemento a la entrevista, le piden que opine sobre tres aspectos: una certidumbre, Una voz y un libro.

Sobre una certidumbre, dice "se supone que es la muerte, pero Mozart sigue vivo, como todos los que influyeron sobre nosotros y no están físicamente". Sobre esta certidumbre he defendido siempre que nadie muere realmente mientras haya alguien que le recuerde.


El libro por el que le hacen la entrevista tiene por título "Los placeres ocultos de la vida". "El placer, dice, es lo que busca el ser humano y tiene dificultades para encontrarlo". Aquí, no se. Vuelvo a la RAE que la define como ""Agradar o dar gusto"" o ""Denota que algo agrada o se aprueba"". Yo no hablaría de "placer" en singular, sino de "placeres" y la dificultad para encontrarlo no creo que sea tan difícil: un buen libro, un rato de silencio, un paseo relajado, una buena conversación, un rato de música, un amigo... Si lo que se busca es un placer concreto...pues ya es otra cosa. Y digo otra cosa, porque para mí ya no se quedaría en el hecho concreto de placer, entraría en un antojo, un deseo, un capricho... De todas formas sería bueno leer el libro, así me enteraría de que placeres hay por la vida que desconozco.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Amigo Juan Adólfo: Hay infinidad de caminos para encontrar no diría la completa felicidad,cosa harto difícil, pero si algo parecido a ella como es la satisfacción,que puede consistir, en aquella sensación de placer que produce la pequeña meta alcanzada cada día,aunque sean cosas de escasa importancia; la carrera de obstáculos que es la vida,es la más perfecta pista de entrenamiento para el corredor de fondo,no suelen valer los arranques impetuosos sin control,porque pueden acabar en batacazo. El caminar tranquilo sin desfallecimiento, es casi un seguro que permite llegar al objetivo, no serás el primero pero seguro que llegarás. Un abrazo Pepe Cuadros.